Hace 16 años llegó Alexander Rojas al departamento del Cauca desde el Huila. Sus padres decidieron emigrar como muchas familias campesinas en busca de nuevas oportunidades y encontraron acogida en las montañas del norte del Cauca, en la vereda Calandaima, del municipio de Miranda.
Hoy Alexander tiene 30 años, es agroecólogo y líder campesino, como su padre Aristides Rojas.
Alexander es un joven extrovertido, recochero, corpulento, deportista, fanático del fútbol y amante del ejercicio, no falta ningún día al gimnasio, su disciplina se destaca no solo en el ámbito deportivo sino que su compromiso se refleja en el trabajo organizativo con otros jóvenes campesinos de su territorio, en dónde entre risas y chanzas se ha ganado la confianza de quienes juntos luchan por sacar adelante su territorio.
Siendo más joven, fue nombrado coordinador de juventud y cultura de Fensuagro, llevando a cabo proyectos ambientales y culturales con énfasis en derechos humanos, sus canas no son por la edad sino por la experiencia y aunque menciona que es hora de dar un paso adelante dentro de su organización, su alma rebelde siempre estará en medio de los y las jóvenes.
Gracias a su vocación campesina, fue becado para estudiar agroecología en la Universidad Campesina de Cundinamarca, hoy esos conocimientos adquiridos son puestos en práctica a través de proyectos productivos con familias campesinas que lo llaman profe, aunque el prefiere que le digan Alexander.
Hace 2 mese, recibió una amenaza vía telefónica por parte de un tal Walter de la columna móvil del ELN, quien lo despertó a las cinco de la mañana para pedirle 5 millones y colaboración con la limpieza social, le dijeron que sino accedía a sus peticiones sería el primer objetivo de esa limpieza y que tendría que elegir entre irse de su hogar o entrar en esa etapa última de quietud y eternidad; sin embargo, Alexander, con ese espíritu valiente y un tanto imprudente no se dejó amedrentar, puso fin a la llamada, e inmediatamente, con la agilidad de un guepardo, redactó este hecho y publicó su denuncia como un medio de defensa para protegerse y proteger a sus seres queridos.
Aún así, Alexander tiene otras preocupaciones, su corazón empático y solidario late por mantener vivo el proceso juvenil que lleva en el norte del Cauca, recorre en su moto vereda a vereda compartiendo sus saberes y fortaleciendo la economía familiar campesina y gestionando proyectos a nivel local y nacional que permitan posicionar las zonas de reserva con principios agroecológicos, que enaltezcan el papel de las mujeres en la cultura campesina.