Cuando el emir de Catar, el jeque Tamim bin Hammad Al Thani ingresó al estadio de Doha con sus 1,94 metros de estatura y el bisht negro con ribetes dorados de las grandes ocasiones árabes, para inaugurar el Mundial de Fútbol 2022, fue difícil sustraerse de su figura, conocida por la enorme fortuna familiar y por promover la reputación de la rica nación del desierto a través del deporte. En ese momento se hacía realidad su gran proyecto. Allí estaba, en medio de la polémica de los derechos humanos, abriendo el evento que congrega más personas en el mundo, el que ha sido calificado como el Mundial más costoso de la historia, el primero celebrado en Oriente Medio.
La familia real Al Thani es poco conocida en Occidente. No tiene la milenaria tradición de otras dinastías árabes, no desciende del profeta Mahoma, está en el poder apenas desde el siglo XIX. pero reparte entre sus miembros los miles de millones de dólares provenientes del petróleo y el gas de la nación ranqueada como el tercer productor del planeta.
Tamin bin Hammad subió al trino cuando su padre abdicó en 2013. El tenía 33 años
Tamim bin Hamad, 42 años, es el jefe de la casa real y la figura reconocida internacionalmente por sus multimillonarias inversiones. Su padre, el jeque Hamad, abdicó en el 2013, y rompió así la tradición por la que los emires de cuatro generaciones llegaron al poder mediante un golpe de estado. Tamim es el noveno de la dinastía y alcanzó el trono gracias a que su hermano mayor Jassim renunció a ese derecho. El conocimiento de Occidente proviene de su educación en Inglaterra donde asistió a prestigiosas instituciones como Sherborne School, Harrow School y la Royal Military Academy Sandhurst, la misma donde también recibió su formación militar el príncipe Guillermo, heredero de la corona inglesa.
Tiene tres esposas y trece hijos. Su padre tuvo 23. La ley islámica que rige la monarquía absoluta catarí, permite tener hasta cuatro esposas, siempre y cuando se tengan los recursos para mantenerlas a todas por igual. Entre los trece hijos, siete niños y seis niñas, el actual emir deberá escoger el sucesor cuando tengan la mayoría de edad. Toda la familia pasa junta las vacaciones de verano, y en lujosos yates suelen visitar la isla de Mallorca. En el 2016 llegaron en el Al Mirqab de 133 metros de eslora, y este año en el Al Lausail de 500 millones de euros.
La primera vez que la jequesa no usó velo sobre su cabeza fue en la visita a España este año
Su primera esposa, Jawaher bint Hamad bin Suhaim Al Thani, es prima segunda suya, y siguiendo la tradición fue elegida por su madre. Ejerce como primera dama, le acompaña en los viajes de estado, a España este año, y al funeral de la reina Isabel II en Londres. Con ella se casó en el 2005 y tiene dos hijos y dos hijas. Aficionada al deporte, apoya las deportistas femeninas de su país y causó revuelo mediático en toda la región al no cubrir la cabeza con el velo en la recepción del rey Felipe VI.
La segunda esposa con quien se casó en 2009 y tiene cinco hijos es Al-Anoud bint Mana Al Hajri, hija del exembajador de Catar en Jordania. La tercera y última, reconocida por su belleza, es Noora bint Hathal Al Dosari, con ella tiene cuatro hijos.
Las mujeres del emir palidecen ante la figura de su madre. Ella es realmente figura icónica de la casa real de Catar. Moza bint Nasser al-Missned, la favorita entre las tres esposas de su padre, ha sido catalogada en la prensa especializada como una de las mujeres más elegantes del mundo, y han comparado su charm con el de Jacqueline Kennedy. Es doctora honoris causa por cinco universidades, entre ellas Georgetown, se mueve como pez en el agua en sus visitas a Estados Unidos y en los platós de la televisión, no descuida el mínimo detalle en las entrevistas que concede, ha sido enviada de la Unesco, y preside Fashion Trust Arabia, que promociona la moda árabe. En 2010 estuvo en el puesto 74 entre las 100 mujeres más poderosas del mundo, según Forbes, por su participación en la reforma social el país. Tiene 859K seguidores en Instagram, más de 900 publicaciones, y página web propia.
Moza bint Nasser al-Missned, la madre del emir, es la figura icónica de la casa real
La hermana del emir, Al- Mayassa bint Hamad bin Khalifa Al Thani, es otra protagonista internacional. Su afición es el arte. Cada año compra obras por mil millones de dólares, dice Vanity Fair, entre ellos un Gaugin en 2015, y llegó a ser nombrada por Art Review como la más poderosa en el panorama artístico mundial.
En esta danza de los millones se mueve la familia real en la que todos los hijos y nietos reciben el título de jeque, que forman unas 3.000 personas —otros dicen que 6.000— y solo estas reciben el 70 % de las utilidades de los pozos de petróleo y gas.
La fortuna de la familia se estima alrededor de 450.000 millones de dólares según la prensa británica, solo en Inglaterra tiene más de 4.000 títulos de propiedad, y The Guardian sostiene que poseen en Londres más propiedades que la familia real británica. Allí tienen los lujosos hoteles Ritz y Savoy, y la emblemática tienda Harrods. A fines del siglo pasado, el nuevo país le mostró al mundo la cadena Al-Jazeera, la aerolínea Qatar Airways, y el fondo soberano de inversión Qatar Investment Authority, que en 2005 empezó a operar en Europa, Asia y Estados Unidos. Manejado por la familia real, tiene acciones en la Bolsa de Londres, en Volkswagen y Porsche, las joyerías Tiffany (que vendieron a Bernard Arnault por 15.8 billones en 2021), el estudio de Hollywood Miramax, y participa en British Airways, los bancos Barclays y Credit Suisse, y el Corte Inglés, entre muchas empresas alrededor del planeta.
En el deporte las inversiones son muy llamativas. Se llaman Paris Saint-Germain, o patrocinio del Barca, o jugadores mediáticos como James Rodríguez, o Campeonato Mundial de Atletismo en 2019, o Campeonato Mundial de Natación en 2024. Y la cereza del pastel: Mundial de Fútbol 2022
