Nacida en la Mojana Sucre Enilce López tenía 25 años cuando se dedicó al negocio del chance en un local que colindaba con una tienda de discos en Magangué y que, según el portal Verdad Abierta, era merodeado por un gatico negro. Por eso le pusieron el nombre de El Gato a ese chance. El negocio fue un éxito rotundo y sus tentáculos llegaron hasta los Montes de María. Aunque recibió ayuda de su compadre, el experimentado hombre de apuestas Jesús María Villalobos, mejor conocido como El Perro, en la región se dejó circular la leyenda que la ascensión vertiginosa del negocio de Enilce tuvo que ver con una fortuna que supuestamente le dejó, al final de los años ochenta, Gonzalo Rodríguez Gacha, el Mexicano, el temible hombre que llevaba los negocios del Cartel de Medellín.
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Su negocio se comportó como una tenia gigante que chupó hasta el tuétano a las loterías locales de todos esos territorios. Sin embargo la gente en municipios como Magangué la siguen adorando. Era extravagante y generosa. Un día se le metió la idea de convertir a Wendy Vanessa López, su sobrina, en Niña Colombia. Por eso le hizo tremendo proselitismo gastando millones de pesos a niños pobres. La presión le sirvió para lograrlo. Fue la primera campaña que financió. Las otras fueron menos santas.
Cuando ya monopolizó todas las loterías de Bolívar y Sucre empezó a meterle mano y duro a la política, siempre aliada con las Autodefensas. Políticos como el liberal Luis Daniel Vargas Sánchez a la gobernación de Bolívar, a la que llegó con la plata del chance y que le retribuyó ese apoyo otorgándole la licitación del chace en ese departamento a su empresa, UNICAT. Su influencia fue tan grande que logró que su hijo –quien también está preso en una casa- alcanzara la alcaldía de Magangué en el 2003.
El imperio se resquebrajaría tres años después cuando, a las acusaciones de lavado de dinero, se sumó el de asesinato y apoyo a grupos paramilitares. Treinta y siete años, una condena alta condena por haber ordenado la muerte del vigilante del peaje que comunicaba los municipios de El Carmen y Ovejas.
Derrotada La Gata se propuso encontrar la manera de hacerla lo más cómodo posible y en su casa, una edificación de 2.500 metros cuadrados en donde, con todo el confort y lo necesario para el placer. Piscina y un kiosko de techo de paja ideal para fiestas además de una cancha sintética.
Su abogado, Diego Muñetón consiguió el 1 de enero de 2018 su traslado desde la cárcel del Buen Pastor a su jaula de oro. Alegó quebrantos de salud de la Gata que arrancaron al poco tiempo de su detención el 12 de febrero del 2006.. Por eso en el 2013 convirtió su cuarto en la clínica cardiovascular de Soacha en su celda. La razón que dio Iván Cacino, su abogado en ese momento, era que la empresaria del chance no toleraba los alimentos.
Empezó el deterioro de esta arrogante mujer que amenazaba con demandar a todo el mundo por difundir las supuestas calumnias que la cercaban- apoyo al Bloque Héroes de los Montes de María de las Autodefensas Unidas de Colombia – su esposo incluso fue el creador de la CONVIVIR Esperanza Futura en Bolivar-, un financiamiento que llevaría el horror a municipios como Bolívar y Sucre.
La SAE confiscó la mansión de 2.500 metros cuadrados y las 25 palmeras que cubren su entrada y que la protegían de la mirada de los curiosos. Ahí estaban además tres cámaras de seguridad que eran un ojo permanentemente abierto, vigilando a los probables enemigos que podrían ir por la empresaria. La casa empezó a llenarse de leyendas.
Los vigilantes afirmaban que, por dentro, parecía un queso gruyere lleno de pasadizos que comunicaban a una casa de eventos que la propia Enilce había comprado contigua a la propiedad y que la usaría para escapar en el momento en que lo creyera necesario. Pero La presión de los vecinos la llevó a mudarse de manera abrupta el 10 de mayo de 2018, cuando 50 de sus trabajadores entraron a su mansión, ubicada en la carrera 59 A con 91-42, a empezar el trasteo. A los 50 trabajadores se le sumaron una docena de familiares que habían llegado a darle una mano a la Gata. El trasteo no resultaba complicado ya que se mudaría a una casa vecina, más modesta, el barrio el Paraíso, al norte de Barranquilla donde vive desde entonces.
Los pocos que la frecuenten dicen que de la poderosa reina del chance ya no queda mucho. A sus 72 años sigue aquejada de problemas del corazón, del páncreas, problemas alimenticios que la tienen constantemente al borde del abismo físico. Pero allí permanece con una pequeña corte que la acompaña y que le rememora las estridencias de un pasado cuando era la reina del chance de la Costa Atlántica colombiana.