Las soluciones a la pobreza están en los ricos megarricos colombianos, hasta hoy en contra de reformas que afecten sus gigantescos dividendos y exoneraciones.
Los 370 billones de pesos en los últimos seis años de ganancias dejan sin fundamento sus llantos de plañideras que vienen haciendo por todos los medios de comunicación.
En Europa y Estados Unidos, los ricos pagan impuestos tremendamente altos y sus conglomerados no se acabaron. Y generaron bienestar para evitar la inequidad y la miseria de sus sociedades. Así que con la reforma Petro tampoco acabarán las fortunas en Colombia.
Los banqueros, en mayo pasado tenían utilidades por $2.461,5 billones. La mitad recursos propios de las entidades vigiladas y de terceros, incluyendo activos en custodia, la otra mitad.
Ahora, el 1% de explotadores agrícolas tiene el 81% de la tierra, mientras que el 99% ocupa tan solo el 19%.
En 1970 los predios de más de 500 Ha sumaban 5 millones y en 2014 tenían 47 millones. Y su tamaño promedio pasó de 1.000 a 5.000 hectáreas. El país de terratenientes por antonomasia.
Otros muy muy ricos son herederos de grandes fortunas, comerciantes, algunos profesionales y otras personas naturales también han gozado por generaciones enteras de beneficios tributarios impresentables, así que ya es hora de aportarle al país.
Y seguir generando riquezas, pero no solamente para ellos, sino siendo generosos, incluyentes y no deshumanizados.
Espero que dejen de mentir y apoyen la reforma de Petro que cualquiera de ellos, los ricos, puede vivir con el 20% menos y salvar a los casi 25 millones de colombianos excluidos por centurias.