Para nadie es un secreto que los niveles educativos en Colombia no son los mejores, como lo muestran las pruebas PISA expuestas en el año 2018 por la revista Semana.
Esta llegó al análisis sobre las desmejoras en sus resultados comparados con el examen del 2015, donde no pudo mantener o sobre pasar el puntaje de 416 que en algún momento fue mostrado como una mejora, pues para el 2018 bajó a 413 puntos lejos del promedio que maneja la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) de 489 puntos, y por mucho más lejos, si lo comparamos con países como China que lidera un puntaje de 555 para el 2018.
Este panorama de los bajos niveles evaluativos que está manejando Colombia en las pruebas PISA, parece volver utópico el querer alcanzar como mínimo el puntaje promedio que establece la OCDE, lo cual podría ser un reflejo de la educación en decadencia, a esto sumado el poco rubro que ha manejado para los procesos de investigación y educación, con un promedio asignado de Producto Interno Bruto (PIB) entre el 2.8 % y 3.07 %, sin embargo, actualmente presume de manejar un cifra de 4.1 % mayor al promedio latinoamericano, el cual esta en 3.6 %.
Pero que no refleja la realidad colombiana de los bajos niveles educativos, por el contrario, sumando la lista a la poca representatividad de científicos a nivel mundial con un bajo porcentaje del 0.01%, aclarando que la inversión para los procesos investigativos es de tan solo 0.4 % en relación con el PIB asignado para educación.
Pero exponiendo dichas cifras, resulta irrisorio que durante la emergencia sanitaria decretado por el COVID – 19 durante los años 2020 y 2021, se haya formado toda una preocupación por el Ministerio de Educación Nacional (MEN) en Cabeza de la ministra de Educación María Victoria Angulo, por volver a la presencialidad para no bajar los niveles de rendimiento académico, donde se formularon propuestas como la alternancia educativa o procurar acelerar el regreso a la presencialidad. Pero la pregunta es ¿En qué momento de la historia colombiana la educación se ha destacado por su calidad educativa?
Para no seguir exponiendo las muchas cuestiones que aquejan y dan vía a la decadencia de la educación colombiana, es importante establecer bajo esta perspectiva que, Colombia posee un reto grande; en aras de mejorar la inversión en el sistema educativo y sobre todo apoyar fuertemente los procesos de investigación científica que son fundamentales para la realización de numerosos estudio en materia del desarrollo, económico, político, social, cultural y por supuesto educativo, esto pensado desde el fortalecimiento de temas que permitan avances en la sociedad en diversidad de áreas del conocimiento, como los sistemas de producción, innovación tecnológica, formación docente, calidad educativa entre otros beneficiosos para el mejoramiento en la calidad de vida de los sujetos y del país.
En este sentido, vale pena reflexionar en torno a la siguiente pregunta ¿Cómo cambiar la realidad de la educación colombiana en decadencia? Esto es una cuestión que no se resolverá aquí, en este pequeño escrito, pero que contiene el sentido de invitar al gobierno de turno, a las instituciones, los adultos mayores, las comunidades afrodescendientes, étnicas, LGTBI, los mestizos, los blancos, los niños, niñas, jóvenes, las familias entre otros, a pensarse ¿Cómo rescatar la educación de Colombia?. Sin embargo, esto será una tarea para el 18.2 % de jóvenes que en el 2019 lograron desarrollar las cuatro competencias de las pruebas Saber 11.
En esta perspectiva la educación colombiana oculta muchas verdades: la débil formación de los profesores, la falta de articulación de las instituciones con el sector productivo, el distanciamiento entre familia y escuela, y la poca edificabilidad de un modelo en prospectiva para las competencias del siglo XXI. Así erradicar la pobreza, la discriminación y las dificultades económicas y los índices de necesidades insatisfechas.
Esto muestra un panorama que requiere una introspección y un análisis crítico en el que la educación no siga pronósticos y titulares falsos, por el contrario, fijar la búsqueda de una acción efectiva en la que se pueda participar con las comunidades en la reconstrucción del país, desde un sistema educativo pensado en la realidad y vivencias del pueblo, que entiende que la educación no es un gran titular mediático, si no el motor de desarrollo de la sociedad colombiana en todas sus dimensiones.
|Le puede interesar: Educación integral en Colombia ¿Lejos de alcanzar?