El show sin ton ni son que están haciendo por la subida del dólar

El show sin ton ni son que están haciendo por la subida del dólar

El dólar trepó a más de $1.000 en 1996. En el 2000, saltó a más de $2.000. En 2016 superó la barrera de los $3.000. Y no pasó nada. ¿Qué podría pasar ahora?

Por: César Curvelo
noviembre 04, 2022
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El show sin ton ni son que están haciendo por la subida del dólar

El dólar americano trepó a más de $1.000 colombianos en 1996. ¿Y qué aconteció de grave por ese entonces? Tirando coco, retrocediendo el casete, haciendo un recorderis, de lo único que me acuerdo es del proceso 8000.

Saltó a más de $2.000 en el 2000 (ojo, por orden de la RAE, a los años no se les coloca punto ni coma para indicar los miles; a miles, millones de pesos y otras cantidades, sí). ¿Y qué pasó, Guasón? Ninguna gran vaina, Batman.

Brincó la barrera de los $3.000 en 2016. ¿Y qué sucedió? ¿Se troncharon las conversaciones de paz? Pues no, siguió la negociación y el acuerdo se firmó.

Vino junio de 2022 y superó los $4.000. Fue en el gobierno anterior. ¿Qué aconteció? ¡Ah, sí!... Perdió la derecha retrechera. Esto sí todo un hito.

Y recientemente, el dólar sobrepasó los $5.000 el primero de noviembre.

¿Qué diantres podría suceder? ¿Se nos vendrá encima el apocalipsis, un cataclismo intercontinental, el armagedón, la hecathombre, el desastre universal?

No. No. No.

Nada de eso.

Todo es posible, pero deja el miedo a los negativos.

Pase lo que pase, más se perdió en el diluvio.

Antes de proseguir, déjame decirte que la inflación ─fenómeno paralelo a la susodicha devaluación, por lo menos en nuestro caso─ es mundial. Anual, o sea la acumulada de los 12 meses anteriores, a septiembre en la Unái, USA, EUA, América o Estados Unidos: 8.2%. En el mismo lapso: Reino Unido, 10.1%. Colombia, 11.4%. Italia, 11.9%. Chile, 13.7%. Argentina, ¡83%!

Prueba contundente de que no somos los únicos.

Así, pues, los niveles de vida están a la baja en todo el mundo.

Tanto en los países desarrollados como los que transitan al progreso. Las naciones entraron en crisis. La principal determinante es el conflicto en Ucrania. Roguemos que no se añada otro serio enfrentamiento, y que China y Taiguán arreglen su chico por las buenas, mediante el diálogo civilizado.

De tal manera que para nosotros seguirán aumentando los precios de productos importados e incluso nacionales.

Es que en la práctica importamos todo lo que no elaboramos.

Y muchas cosas que aquí se fabrican llevan insumos traídos del exterior. Por tanto, se incrementan los precios de maquinarias, equipos de trasporte, vehículos y sus autopartes originales, celulares, televisores, PC, fertilizantes, harina de trigo (y por tanto el pan de cada día excluido del IVA; ya el pequeño está en $500), otros cereales, granos proteínicos y otros. La lista es larga y llega al suelo.

Ahora bien, una crisis por la subida del dólar puede ser una oportunidad.

Por causa de la Segunda Guerra Mundial, nuestro país entró en un proceso de industrialización por sustitución de importaciones, el cual fue una de las propuestas principales de la escuela cepalina (léase El desarrollo económico de América Latina y algunos de sus principales problemas, del economista argentino Raúl Prebisch).

Aunque en buena parte lo que hubo fue la instalación de multinacionales extranjeras en nuestro suelo. Y de remate, vino la desastrosa apertura económica del gomierdo 1990-1994 que nos ha llevado a la problemática que vemos en la actualidad.

Gracias al devenir de la economía, puede haber paliativos. Uno de ellos consiste en que los productos que escalan de precio pueden tener sustitutos que no suban de valor. O por lo menos, menos. Veamos.

Si se eleva el pan a las nubes, podemos cambiarlo por papa en puré, a la francesa o sencillamente hervida. O reemplazarlo con guineo cocido, en patacón o amasado. Otro relevo podría ser el suave y dulce plátano amarillo hervido. Lo anterior acompañado de carne, pollo, pescado, cerdo, queso, embutidos o granos, todo esto de origen verdolaga, digo, nacional.

Redireccionemos nuestros gustos alimenticios. “Debes tener buen diente”, recalcan los padres a los hijos para indicar que hay que acostumbrarse a comer de todo. Pronto aumentará la producción de tubérculos, frutos y verduras en nuestros campos ─por el “lluvierno” o buena temporada de lluvias─ y a que el gobierno podrá impulsar la creación de plazas alternativas barriales, a fin que se acorte la cadena entre productores y consumidores.

Si suben los televisores, PC y celulares ─los nuevos─ por el precio del dólar, entonces puede haber un gran stock de usados baratos en el mercado.

Si se encarece el whisky, pues déjalo. En cuanto a cervezas importadas, pues a tomar… light que sabemos. Y recuerda que dos botellas de cerveza son alimento. Más, así sea un trago más, es farmacodependiente legal.

Nos tocará apretarnos el cinturón a los mortales de los estratos uno al cuatro en esta esquina noroeste de Nuestra Aviayala.

Veamos las recomendaciones siguientes, si te parece.

  • Por el amor de Dios, haz un estricto presupuesto familiar mensual y mira que es lo que se debe comprar o pagar con el calificativo de vital, indispensable y urgente. Lo demás, piensa dos, tres y más veces. En lo urgente no pongas nada relativo a tomata, rumba o parranda.
  • Toma precauciones. Si manejas un automotor, hazlo de forma defensiva. Cuídate, reposa, que no tengas microsueños al volante. Respeta las señales de tránsito. Si se trata de moto, toma tus prevenciones.
  • Aguanta los gastos vacacionales. Si proyectabas ir al exterior, mejor vas a uno de nuestros maravillosos destinos nacionales.
  • Estudia qué productos son nacionales. Actúa en consecuencia. El nacionalismo en este sentido es necesario en tiempos de vacas flacas.
  • Intercambia libros con familiares, amigos y vecinos.

Bueno, tú verás qué más te podrás inventar.

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