Desde tempranas horas de la mañana del pasado 15 de octubre, cientos de ciudadanos caleños, vallecaucanos y caucanos, se congregaron en las instalaciones de la Universidad del Valle, para participar del encuentro Diálogos Regionales Vinculantes, un evento convocado por el Gobierno Nacional al que asistiría el Presidente Gustavo Petro Urrego.
Una lluvia repentina no fue impedimento para que los asistentes hicieran extensas filas en inmediaciones de la universidad sobre la tradicional calle 5 de Cali, mientras la Guardia Indígena se encargaba de los controles de acceso al recinto.
Era la oportunidad precisa para dar un mensaje de respaldo al nuevo gobierno por parte de sus electores, en momentos en que los ataques de la oposición extrema se agudizan al igual que desde algunos micrófonos critican y desprestigian con ferocidad a un presidente que apenas lleva 10 semanas en el poder y al que le echan la culpa del aumento del dólar y la inflación que dejó el anterior gobierno.
Estar cerca del primer mandatario de izquierda elegido en Colombia, era un momento significativo para muchos de los asistentes, que inconformes con las políticas económicas y la corrupción del gobierno de Iván Duque Márquez, participaron del estallido social ocurrido durante el 2021. El encuentro, tenía también un importante valor simbólico, ya que fue en los alrededores de la universidad del Valle, cuando aquel 28 de mayo del año anterior, la represión policial y paramilitar arreció contra quienes participaban de un cacerolazo sinfónico, causando heridos, muertos, detenciones arbitrarias y desaparecidos.
Las expectativas incumplidas
Con el transcurrir de la mañana, los amagos de lluvia desaparecieron y el sol empezó a brillar en el campus universitario dispuesto para el encuentro de los Diálogos Regionales Vinculantes, un evento al que asistieron alrededor de 3.000 personas que esperaban ser escuchados por el presidente y que sus clamores y sugerencias fueran tenidas en cuenta en la conformación del plan de desarrollo.
Uno de los concurrentes, el pintor Carlos Mormolejo, esperaba poder obsequiarle al Presidente Petro, un cuadro de “Francisco el Hombre”, una obra elaborada desde hace más de treinta años y que quería entregarle personalmente al primer mandatario.
Otros asistentes como los trabajadores de una empresa adscrita al transporte masivo de Cali, con sus carteles y sus voces pretendían ser escuchados para que el gobierno les ayude a salir de la crisis laboral en la que casi todo el tiempo se han mantenido.
Zaida Rojano, una mujer rapera, afirmó que esperaba aquel encuentro para tratar de obtener apoyo para sus proyectos musicales y artísticos sobre la paz.
Mientras tanto, la multitud aguardaba con gran expectativa la llegada del primer mandatario. Con anticipación, organizaron sus peticiones para reclamar y hacer visibles sus necesidades, asemejando un poco lo que el escritor Eduardo Galeano plasmó en su poema “Los Nadies”: sueñan los nadies con salir de pobres.
Algunos desalojados por la fuerza de un terreno invadido en el sector de Navarro en Cali, denunciaban la forma violenta como fueron expulsados de las viviendas que habían construido hacía poco más de un año. Afirman que las autoridades no tuvieron compasión para desalojar a por lo menos 3.000 personas, sin importarles que hubieran niños, personas de la tercera edad o discapacitados. Así lo sostienen con lágrimas en los ojos Gisella Andrea Córdoba y Estela Martínez, quienes hoy se encuentran deambulando en diferentes lugares de paso.
“Somos desplazadas por la violencia en López de Micay y hoy somos desplazados por la violencia de la alcaldía de Cali, nos sacaron sin derecho a nada, sin importar que hay muchos niños, ancianos y discapacitados. Somos una población que nos han tenido aislados. Buscamos una vivienda digna que merecemos como población afro”.
Entre los asistentes se destacan comunidades negras, indígenas, campesinos, empleados, sindicatos, docentes, desempleados, amas de casa, estudiantes y distintas personalidades, e incluso, congresistas del partido de gobierno como Wilson Arias, María José Pizarro y el periodista y ahora representante a la cámara José Alberto Tejada, quienes no desperdiciaron la oportunidad para escuchar las peticiones de la ciudadanía.
Alrededor del mediodía, el equipo de gobierno se instaló en la tarima para dar inicio a los actos de apertura, confiados en que el presidente llegaría de un momento a otro. Ministros y funcionarios presentaron sus programas bandera, con los que esperan alcanzar los cambios que requiere el país.
Cuando el ardiente sol de Cali empezaba a irradiar las pieles, muchos de los asistentes no tuvieron más remedio que dispersarse para resguardarse del calor o para desistir de su propósito de ver y escuchar al Presidente Gustavo Petro, quien por estos días no goza de la mejor fama de puntualidad.
Cabe destacar que tales encuentros, demandan un enorme despliegue logístico y un importante dispositivo de seguridad, lo cual representa un alto gasto de recursos públicos y por tanto requieren de una planeación por parte del gobierno y del propio jefe de Estado, quien debe ser el primer funcionario en dar ejemplo de puntualidad.
El autor de esta crónica esperó hasta las dos de la tarde la llegada del Presidente, que arribó justo después, instaló las mesas de trabajo con aquellos que pudieron esperarlo y luego partió a otro de sus compromisos.
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