En su ingenuidad e inconsciencia ambiental, el artista de música popular Jhonny Rivera hace poco mostró orgulloso, en un video, su nueva casa, construida en medio del bosque en una ladera de montaña.
Lamentablemente, este tipo de desarrollos son producto de constructores y desarrolladores inescrupulosos, que, por simple afán de lucro, y con la complicidad de curadores irresponsables y autoridades negligentes, no tienen el más mínimo reparo en levacntar edificaciones en pleno bosque o plena montaña, que sirven más al planeta y a la humanidad si se les deja intactos.
Y estos mismos constructores y desarrolladores inescrupulosos venden a la gente la tonta idea de “vivir en medio de la naturaleza”: claro, una naturaleza que ellos mismos ayudan a depredar.
Los hay por todos lados. Se ven mucho en Medellín, ciudad donde aún prevalece en mucha gente la mentalidad de que el fin justifica los medios, pero también se ven en Bogotá, en Cali, en Bucaramanga, en Pereira, en Armenia… mejor dicho, por todos lados.
Y Jhonny Rivera no es el único artista que presume una vivienda en plena montaña. También lo han hecho actores como Carlos Torres, que también ha mostrado su casa construida en una montaña de la sabana bogotana.
No es casualidad que sectores como el Alto de Las Palmas, en Medellín, o las montañas alrededor de Chía, en la sabana bogotana, se hayan infestado de construcciones, deteriorando un patrimonio paisajístico y ambiental que antes era orgullo de todos.
Esas montañas prístinas, de un verde casi azul de tan profundo, que antes eran lo primero que asombraba a un extranjero al llegar al país, los mismos colombianos se han ido encargando de destruirlas. Qué pesar.
Y ojo, no son sólo culpables esos desarrolladores inescrupulosos y esas autoridades negligentes o abiertamente cómplices. Lo es sobre todo esta sociedad apática, indolente, indiferente y permisiva que todo lo tolera, aunque después parezca darse golpes de pecho.
Está acostumbrada a tapar el pozo cuando el niño ya se ahogó, no denuncia ni combate los problemas cuando se están gestando u ocurriendo en sus propias narices.
En unos años al ritmo actual, de la verde exuberancia de montañas, bosques y selvas quedará al país ya muy poco que presumir.
Por su ubicación tropical y orografía (tres ramales de la imponente cordillera de los Andes, que en otros países sudamericanos es una sola), Colombia es un país privilegiado por la naturaleza. Pero los propios colombianos, en vez de ser sus primeros cuidadores, son precisamente quienes más están destruyendo esa riqueza natural y paisajística. Y uno de ellos es Jhonny Rivera.
Colombia es un país privilegiado por la naturaleza, pero los mismos colombianos son los que más destruyen esa riqueza natural y paisajística.
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