Sin haberse posesionado como MinAgricultura, la entonces ministra designada Cecilia López ya trabajaba a doble turno. Entre encuentros y reuniones de alto nivel, la exdirectora del DNP lideraba diálogos con diferentes sectores en discusiones abiertas sobre una de las principales promesas del presidente Gustavo Petro: la reforma rural integral, punto uno del Acuerdo de Paz del 2016, el cual se enfoca en el fortalecimiento del agro colombiano desde las bases campesinas.
En cerrar las brechas socioeconómicas del campo, potencializar la productividad agrícola e implementar un sistema catastral hizo énfasis la ministra López frente a representantes de multinacionales surcoreanas durante un desayuno el pasado 27 de julio en Bogotá, organizado por la Cámara de Comercio colombo-coreana y KOTRA, la agencia de promoción de exportaciones coreana.
Las intervenciones durante el evento, en su mayoría cortas y concisas, hicieron alusión a la experiencia y sentido de oportunidad para cooperar entre ambos gobiernos.
Porque hace pocas décadas, Corea del Sur tenía necesidades muy similares a las que hoy tiene Colombia en materia del campo y la agroindustria. Hoy en día Corea es considerado el tercer país del mundo con mayor eficiencia agroindustrial, a pesar de que menos del 20% de su área total es cultivable. Sin duda, la tecnología fue clave para hacer realidad lo que alguna vez pareció imposible en este país asiático, que dejó en claro su intención de apoyar la gestión del Ministerio de Agricultura especialmente.
Y es que hoy cada hectárea de territorio rural en Corea se encuentra registrada en un mapa catastral 3D de público acceso el cual es administrado por XL, la agencia nacional de tierras surcoreana, entidad que ha desarrollado proyectos de cooperación en Chile (Consultoría de Sistema Catastral, masterplan), Uruguay, Jamaica y otros países en todos los continentes del mundo, para automatizar y digitalizar el uso y propiedad del campo surcoreano con el fin de optimizarlo al máximo.
Al abordar el tema de la productividad, sin embargo, tomaron la palabra los privados presentes, algunos representantes de gigantes como Samsung, LG, POSCO y otras tantas. Las pausadas intervenciones fueron claras: esta tarea no podrá ser exclusiva del gobierno ni del Estado que, a través del ministerio deberá habilitar el camino para el gran salto al desarrollo agrícola, pero que será la inversión privada y el compromiso de las empresas lo que marcarán la diferencia hasta el punto de revolucionar la competitividad de este sector. Así fue en Corea, así debería ser en Colombia.
Ahí, entre los espectadores atentos, el director de la agencia de promoción comercial KOTRA en Colombia, el Sr. Suk Soo Jung, pedía la palabra en silencio prudente. Él llegó a presidir la Oficina Comercial de Corea en Bogotá el pasado mes de febrero con una misión principal asignada por el alto gobierno de su país: volver a Corea el principal aliado de Colombia en la tecnificación del sector agro. En otras palabras, aterrizar y socializar el concepto de Agricultura Inteligente o “Smart Farming” en este país de tierras fértiles que poco o nada les ha tocado la revolución tecnológica del agro que en Corea ya es norma y no privilegio. Razón principal de la excelencia productiva del sector agroindustrial de ese país.
Según el Sr. Jung, no son decenas sino cientos de empresas de tecnología agrícola coreanas que estarían dispuestas e interesadas en apoyar la transformación agroindustrial que Colombia se proyecta vivir con el nuevo gobierno. Esto, sin contar las intenciones políticas que a nivel de gobierno están sobre la mesa en materia de cooperación internacional.
Hoy Corea del Sur es el quinto socio comercial más importante de Colombia y uno de los más particulares. En el 2021, mientras Colombia importaba alrededor de $800 millones de dólares entre tecnología coreana, carros, autopartes, cosméticos y productos terminados del sector farmacéutico; Corea del Sur le compró a Colombia casi $600 millones de dólares, de los cuales alrededor del 70% de las ventas no minero-energéticas las puso el sector agro colombiano, según las cifras de ProColombia.
Quien fuera el único aliado militar suramericano de los coreanos durante la guerra de Corea en los años 50, hoy es un importante proveedor de alimentos que el Estado surcoreano mantiene en su más alta estima y del que se deriva una gran importancia que trasciende lo comercial. En palabras de la más alta diplomacia surcoreana: “Colombia y Corea son -y siempre serán- aliados de sangre”.
Actualmente en las estaciones del Metro subterráneo de Seúl, la capital surcoreana, se encuentran instaladas granjas verticales de interior como una forma de aprovechamiento de los espacios no utilizados para promover la productividad y el conocimiento en la población urbana. A medida que las personas pasan, pueden observar cómo funcionan las granjas inteligentes y, al mismo tiempo, respirar el aire limpio que proporciona a la estación. Los vegetales cultivados en estos pequeños invernaderos son consumidos en los establecimientos comerciales que los circundan en cada estación de metro. Estas granjas verticales también se pueden ver en edificios, restaurantes y supermercados alrededor de Corea.
