Que uno este suscrito o no, que uno lo compre esporádicamente o no, todos, siempre, en las librerías echábamos un ojo a la caricatura de la semana. Charlie, sus fundadores y colaboradores, quienes murieron, hacen parte de la memoria colectiva, del patrimonio nacional mediático, porque desde que existe Charlie atravesó y acompañó a varias generaciones de franceses.
Que uno compartiera plenamente, tibiamente o no la sátira política de Charlie, nadie nunca reponía o repuso en cuestión su derecho a que expusiera sus ideas, su visión mordaz y sarcástica de la realidad nacional y mundial. Un derecho fundamental, de libertad de expresión, pilar de nuestra República y de la democracia.
Y es su visión mordaz de la realidad internacional, del islam fundamentalista, dibujada hace años en varias caricaturas del Mahomet que les valió un juicio en difamación por parte de asociaciones musulmanas francesas... y ayer sus vidas.
Los bárbaros, después de matar a 12 personas, de los cuales 8 periodistas, se escaparon al grito de : “Allah Akbar, hemos vengado al profeta!”.
Este profeta que según la religión musulmana es prohibido representar en su forma humana sino solo bajo símbolo de una llama.
Por haber dibujado la figura de Mahomet, fueron cobardemente acribilladas 12 personas. El oscurantismo y el rencor enfermizo -si- tienen representación humana: los 2 bárbaros enmascarados que se escondieron atrás de sus kalachnikov antes de escaparse cobardemente.
Y, quizá también, aún muchos seguimos pendientes… la comunidad musulmana francesa que no practica ni comparte el fundamentalismo islámico. Así que las asociaciones que llevaron a Charlie a los tribunales.
Hasta ahora, a semejanza de los musulmanes británicos y de muchos otros países, ninguno de ellos aun salieron a la calle con pancartas al lema de la campaña internacional “Not in my name!”.
Y les puedo asegurar que para que la República Francia mantenga y consolide la convivencia pluralista de todas las culturas y religiones que las conforman y no se deslice hacia una peligrosa dinámica de enfrentamiento comunitario, hoy día se ansia, se necesita urgentemente que los musulmanes franceses rompan macizamente su silencio y se posicionen públicamente.
Sylviane Bourgeteau