En la galería Liasson de Londres se presentan veintiún trabajos de la serie “Strata”, que fueron creados entre 2007 y
2010, hecho que nos muestra la dedicación y la cantidad de trabajo que producen esta artista, y sus asistentes, en su
taller.
Olga de Amaral es una artista de talla mundial. Insuperable y sublime. Nadie ha superado su propuesta en el mundo de
los hilos y la trama. Ella crea ilusiones ópticas maravillosas: algunas son territorios en oro, donde uno supone bellas
geografías que, por asociación, hacen pensar en remotos mundos lejanos precolombinos.
Esta serie reinterpreta la superficie de la tierra. Algunos lugares donde la vida es parte de la naturaleza. También presenta algunas formas que representan la imagen de su serie de “Estelas” que cuelgan con gran presencia.
Todos son supuestos argumentos que le dan una revisión ecológica y una inspiración modular a sus mundos, tan concretos como aéreos.
Ella teje para construir dimensiones. Y lo hace desde el principio: un hilo, y de hilo va construyendo pequeños cuadrados que se unen para armar versiones inesperadas. Y estos trabajos toman volumen y ritmos invencibles en la eterna modernidad de lo clásico.
En otras obras se encuentra el misterio de la noche, donde suceden enigmas de la naturaleza. La vida en sus obras tiene, en todos sus aspectos, su tiempo propio. Ella teje mientras construye formas de color y movimiento, tiene una intención cinética. Todo cambia desde la perspectiva desde la que se observa: de un lado es azul y del otro verde, o todo se mezcla con una severa exactitud.
También contiene, como los pintores, la profundidad. El primer color alumbra una sombra, mientras que la capa siguiente de color predominaen el primer plano. Ella es todo: pintora, tejedora. Nos asombra cada día, porque cambia en el trascurso de su universo. Es sorprendente poder armar un mundo de hilos que se convierten en lienzos. O de tejidos que nos dan geografías sagradas con las señas exactas desde lo precolombino, mientras trabaja la hojilla de oro hasta el arte donde predomina lo moderno.
Ella se inventa historias atadas a lo natural y a lo sagrado. Hilos que son la fuerza armada de la expresión que se entreteje con naturalidad. En ningún momento se siente el esfuerzo de la expresión, sino el optimismo de desarrollar una idea diferente que quiere investigar. Junto a un Fernando Botero, Olga de Amaral trasciende su tiempo y queda en la eternidad.