Vistos los gobiernos de izquierda en Bogotá desde el primero de Lucho Garzón hasta el de Claudia López y las alcaldías de Cali progresistas, y el primero en la presidencia de la República de Petro se encuentra una gran insatisfacción, la continuidad del clientelismo para el otorgamiento de puestos públicos.
Salvo contadas excepciones, de los primeros nombramientos de Petro, todos son producto de pagos de favores y aportes a las campañas de los candidatos y acuerdos de gobernabilidad con partidos lentejos que han vivido del clientelismo.
Otorgar puestos públicos de acuerdo al número de votos o dineros que se pusieron en la campaña es una práctica despreciable, antidemocrática, y violatoria del derecho a la igualdad. Propio de países subdesarrollados.
La izquierda gobernando replica los vicios de la derecha y no es democrática. Así las cosas al pueblo nunca le tocara y el clientelismo continua gobernando.
El otorgamiento del tercer puesto en el mundo de los países más corruptos no es gratuito y la clase política sabe cual es su causa pero no hay ánimo de contricción y corrección para acabar con ese flagelo.
Lo ocurrido en la ciudad de Cali corrobora una vez más cómo la corrupción tiene como origen el clientelismo en los altos cargos del estado y en los contratos de prestación de servicios.
Trabajos a los que el pueblo nunca le tocara mientras la clase política de derecha y de izquierda no cambie y se modernice. Tal vez llegaremos a ser el campeón de los países más corruptos del mundo y no el tercero.
|Le puede interesar:
César Gaviria con esposa embajadora y ahora quiere puesto para la hija de su secretaria