La inalcanzable democracia del mundo no pudo lograr una estabilidad social a tiempo y se encontró ella debilitada con la destrucción del equilibrio natural ocasionada por el cambio climático, una tormenta perfecta.
Medio siglo después de una lucha interna indestronable, el pueblo elige un gobierno de izquierda por primera vez, un alivio que podría ser efímero si las fuerzas fascistas ascienden de los más bajos instintos de aquellos que consideran la desigualdad un asunto natural.
Cuando la xenofobia es la única estrategia para oponerse al contrario de siento está perdido el diálogo; tan escaso el en una sociedad con bajos índices de educación y tan proclive a la violencia.
El racismo junto al ultranacionalismo ante los migrantes son la leña que fue iniciada por la derecha después de haber perdido el gobierno.
Observar una vicepresidenta de color es una abominación para los supremacistas blancos; xenofobia que no se puede comparar si la población arremete contra los migrantes que a vista de ellos han ocupado sus puestos de trabajo; un vacío social provocado por las malas políticas migratorias.
Es necesario no descuidar este tema que se ha iniciado con unos cuantos videos publicitados en redes sociales sobre personas poco agraciadas en intelecto, quienes han llamado a los afros simios; pero que es el arma perfecta del opositor que no tiene a que más acudir.
Es algo demasiado peligroso en un país empobrecido, lastimado, desigual y reprimido por un Estado con bajos índices de credibilidad.
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