Henry Armando Sanabria Cely no tiene un ápice de progresista. Al contrario, es un devoto católico carismático apegado a las leyes divina; por eso, mientras estudiaba Derecho en la Universidad Militar Nueva Granada y luego se especializaba en Derecho Administrativo y Seguridad tenía en una mano el Código Civil y en la otra la Biblia que de tanto leerla desde que entró a la Policía con solo 18 años, ya se aprendió de memoria.
Muy joven, Henry Armando fue reclutado para un trabajo de gran responsabilidad: ser oficial de inteligencia de la Dijin, y posteriormente se convirtió en uno de los pupilos del general Óscar Naranjo; hoy con 53 años es mayor general.
Un mes después de ser nombrado director de la Policía por el presidente Gustavo Petro, el fervor católico de Sanabria ya se siente dentro de la institución en la que aseguran que la Edad Media regresó. Al general no le gusta que parejas convivan bajo el mismo techo o tengan en hijos si no han formalizado su compromiso bajo los ojos de Dios.
Por eso, los matrimonios se han multiplicado entre los uniformados, ya nadie se atreve a divorciarse y mucho menos tener un romance clandestino. Henry Sanabria condena el divorcio y califica el adulterio como un pecado capital; dice que los pecados de la carne también se extienden a los del pensamiento y un buen policía no debe pecar ni con un mal pensamiento.
Henry Sanabria pasó de evangelizar y reclutar uniformados en Twitter en donde se llama "El Protector" a hacerlo en vivo y directo desde la Policía. Ya hasta les prepara retiros espirituales de cuatro días en los que el plato principal es rezar y donde quiere aprovechar para impartir la catequesis con la que el general Sanabria busca fortalecer la vida cristiana de los policías y sus familias.
Para él, la ley de los hombres se debe cumplir tal cual lo dice el Éxodo, segundo libro de la Biblia donde Moisés en el Monte Ararat recibió los diez mandamientos. Por eso, si un ladrón es sorprendido robando en las calles colombianas, y se le hiere, y muere, es una muerta que nunca podrá considerarse asesinato, es casi la ley del Talión, ojo por ojo, diente por diente.
Entre sus virtudes católicas, el general Sanabria es un hombre orgulloso de su credo provida. Por eso, en febrero de este año cuando la Corte Constitucional despenalizó el aborto se desahogó en su Twitter dedicando mensajes a los abortistas que llamó pecadores, era inaudito que le quitaran la vida a un bebe una vez se concibiera y hasta les dedicó un Salmo, “todo aquel que quiera borrar su descendencia debe borrar su apellido mientras el Señor borra su maldad de la tierra”.
Durante el estallido social que inició el 28 de marzo de 2021 fue uno de los grandes detractores de la Primera Línea celebrando cada una de las capturas. Inclusive alentó a las madres de los jóvenes que salían a marchar a que reprendieron a sus hijos a punto de gritos y golpes. Muchos de estas vaciadas se viralizaron en redes. “No dejes de corregir a los jóvenes que unos cuantos azotes no lo matarán, por el contrario, si lo corriges, lo libraras de la muerte”.
La última controversia que ha generado el director de la Policía tiene que ver con la actividad que en Colombia es la fiesta de los niños, los disfraces y los dulces: el Halloween. Por lo visto a Sanabria lo tiene preocupado la llegada del 31 de octubre. Y como se pudo ver en una imagen de estado de su WhatsApp que se filtró a los medios, la popular noche de Brujas y el triqui triqui es una estrategia satánica para inducir a los niños al ocultismo. Para el director de la Policía, Halloween no es ninguna fiesta que haya que celebrar, es simplemente una estrategia del demonio.
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