A veces no sé si el presente texto, el que suele acompañar mis caricaturas, sea leído por todo aquel que ve la publicación. Sin embargo, pese a algunos percances y la posibilidad de que este escrito no sea leído, trataré de plasmar la idea que ayudó a concebir la caricatura del día hoy.
"No soy moneda de oro para agradarle a todo mundo" solían decir nuestros mayores ante situaciones donde la opinión del otro estuviese implicada.
Relacionando este dicho popular con el ejercicio político que el actual gobierno viene desempeñando, no será difícil encontrar un sin fin de posiciones y sentires en relación al Presidente Petro.
Así mismo, en nuestro país se puede llegar a discutir por cualquier situación; desde un partido de fútbol hasta la orientación política, creencia religiosa o estilo de vida.
Dicho esto, el actual presidente Gustavo Petro es tema de conversación de muchas personas, algunos lo reconocen como mandatario, otros lo admiran y unos cuantos más parecen odiarlo con vehemencia.
Sin embargo, las decisiones que hasta ahora ha tomado el mandatario han sido percibidas desde la dicotomía de las masas; como excelsas o nefastas.
Ahora bien, parafraseando al entrañable Pepe Mujica, un mandatario no es un mago, cuánta verdad reside en estas palabras.
Sin importar los actos que lleve a cabo el presidente, la percepción que ya tienen algunas personas de este no cambiarán, al contrario tenderán a incrementarse con el tiempo.
Por ello es fundamental observar al presidente Petro con una "luz objetiva" y aunque supone todo un reto dejar la subjetividad por un instante, el ir por el mundo analizando desde las meras pasiones e ideas preconcebidas nos condena a ser presas de la nebulosa reactividad y estar ajenos a la lógica.
Aunque a fin de cuentas el mundo sigue, te detengas a reflexionar esto o no.
Vale la pena pensarlo.