Durante los primeros días de diciembre, en el puente de las velitas, el canto y el baile avanzarán al ritmo de los tambores, en María La Baja, municipio ubicado en el departamento de Bolívar. Es el Festival Nacional del Bullerengue, una de las manifestaciones musicales más importantes del Caribe colombiano. Heredera del bullerengue, Everlides Contreras Terán es una de las más conocidas exponentes de esta danza ancestral. Ella es el personaje principal de esta entrevista
Esta soy yo; es María la Baja -me dice-, frente a mí no hay más que la mirada del sol.
Observo sus pies en movimiento y pienso en mis ancestros que tanto esfuerzo hicieron en la lucha por la libertad. En María La Baja nadie es un recién llegado al bullerengue y Everlides lo sabe. Esa voz que oyes no es más que el primer llamado de la matrona que da inicio al coro entre trajes blancos; y le siguen las palmas y las voces de las mujeres mayores. Lo que escuchamos lleva ya siglos aposentado cerca del litoral, en la tierra de cimarrones, bajo la poderosa topografía del Caribe. Lo baila desde que tiene memoria y escuchó sus rondas en la voz de las cantadoras. Sí, ahí sigue Ceferina Banquez, pero como ella misma lo expresa, también se dio gusto con Eulalia González Bello, Pabla Padilla y Rosa Torres.
Everlides nació en María La Baja. Su vida está ahí, como la de sus muertos, es la tierra de sus amores; además de dejarse gobernar por el ritmo del bullerengue, por saber cocinar una buena posta de pescado, haber acumulado el conocimiento para hacer un buen sancocho, tener el ojo para identificar una yuca harinosa y un arroz de coco en su punto, es conocedora de una tradición oral que mantiene vigente a través de la docencia.
¿Quién es Everlides?
Everlides Contreras Terán, así me llamaron mis padres. Bello, decían que yo era lo más bello que tenían y por ser muy alegre me convertí en el centro de mi familia, compuesta por diez hermanos y mis padres. Nací en María La Baja en 1966, un 25 de noviembre. Y desde siempre he habitado este territorio; recuerdo haberme alejado de él solo una vez, cuando decidí ir a estudiar en la Universidad de Pamplona, en el Norte de Santander. Esta es la tierra más hermosa que mi alma y mi pensamiento han visto.
Tengo muchos recuerdos, unos dolorosos, como la violencia, con la presencia de grupos al margen de la ley y con ello los desplazamientos, las muertes…; pero también tengo recuerdos hermosos, como los enormes gajos de plátano, la yuca y el ñame que brotan de nuestra tierra. Y la ciénaga con su atmosfera de un pasado que sigue vigente en los pescadores, un pasado ancestral. Cuando la visitaban los abuelos, la naturaleza se la tomaban como se presentaba, ahí los monos colorados, las diversas especies de aves, su algarabía, su canto.
Las huellas más importantes en mi vida las ha dejado la docencia, a la cual le debo todo lo que soy, a mi relación con la comunidad educativa; pero creo que los estudiantes, mis alumnos, son los que siempre me impactan de manera positiva.
¿Para usted tiene algún significado especial haber nacido en María La Baja?
Sí, porque en esta tierra, desde que tengo uso de razón, mis ancestros me han repetido historias orales que demuestran la grandeza de nuestra etnia en todos los aspectos y dan cuenta de sus grandes aportes en la enseñanza y la reproducción de la cultura; sus vivencias, sus mitos y sus cuentos hacen de éste un territorio muy especial. Nos enseñaron la tradición bullerenguera, los velorios, los sancochos con los amigos y las fogatas; las rondas bullerengueras se han convertido en el centro de mi vida. En este baile llevo ya mucho tiempo, pero el instante en que de niña me iba a bailar sigue grabado en mi memoria.
¿Qué es el bullerengue y que significa para usted?
El bullerengue es un ritual, es un ritmo afro propio de nuestra querida tierra, que tiene tres aires: bullerengue sentao, chalupa y fandango. Cuentan nuestros abuelos que es la danza de la fecundidad, un ritual al parto y al paso de niña a mujer, el cual se ejecuta muy armónicamente con expresiones y gestos en donde se demuestra el dolor, la ternura de la mujer y su fuerza expresiva. Los instrumentos del bullerengue son básicamente tres, los de percusión, el alegre y el llamador, también las maracas o el guacho. Es un encuentro entre el músico por enamorar a la mujer y el hombre por llevársela. Así que dentro de todo esto, para mí lo más importante e interesante es la transmisión generacional del papel trascendental de la mujer en la cultura afro. Este año en María la Baja celebramos la versión número 29 del Festival Nacional del Bullerengue y también conmemoramos 487 años de la fundación de nuestro municipio.
Voy a referirte una anécdota: también cuentan los abuelos que anteriormente se alquilaban las salas en el pueblo para hacer sus celebraciones y rondas de Fandango de lengua; que cuando a los hombres les interesaba alguna mujer aprovechaban para “sacársela” y la cortejaban con alegrías, caballitos, ahogaviejo, bola de tamarindo, chicha de maíz; pero quien se encargaba de invitar a las muchachas en la mañana era la responsable del grupo (risas).
Esta soy yo; es María la Baja.