A mediados de marzo del año pasado, los portales web de farándula y las redes sociales se conmocionaron al ver el altercado que protagonizaron el reggaetonero colombiano Reykon y el empresario y boxeador profesional británico Joe Fournier, en una discoteca de Miami, Florida. Al parecer y de acuerdo a las versiones de los involucrados, esta pelea de cantina se originó debido a que presuntamente el inglés se acercó a una de las acompañantes del artista de una manera poco apropiada. Por lo tanto, este hecho desató la ira del cantante el cual la emprendió contra Fournier, los cuales luego de repartirse insultos, se fueron a las manos y terminaron separados por miembros de la seguridad del lugar.
Pese a que esta situación parecía que no iba trascender e ir más allá de ser otro escándalo entre famosos hecho para viralizarse o llamar la atención y cautivar a las redes sociales, esta disputa entre estos dos personajes tomó un carácter bastante diferente. Bastante sorpresivo fue el anuncio de que Reykon y Fournier iban a “arreglar sus diferencias” en un combate de boxeo profesional en una velada organizada por la muy cuestionada empresa Triller. Esta pelea se pactó mediados de abril (tan solo un mes después del incidente) en las preliminares del evento estelarizado por el youtuber Jake Paul y el expeleador de MMA Ben Askren, en el Mercedes Benz Stadium de Atlanta, Georgia.
A pesar de que claramente el boxeo no es un juego, aún hay empresas empeñadas en realizar circos entrono a este. A lo largo de las semanas previas al combate, en las que el antioqueño realizaba su “campamento de entrenamiento” (si es que se le puede llamar de esa manera a la preparación que este hizo), parecía más enfocado en subir contenido a redes sociales y promocionar su más reciente lanzamiento musical. Evidentemente, su entrenamiento fue bastante pobre y la carencia de técnica boxística fue bastante evidente, más aún teniendo en cuenta que como él mismo lo dijo iba a “entrar al terreno” de su rival.
Por el lado de Fournier, vale la pena destacar su carrera como boxeador profesional, en la que debutó a los 32 años. El británico antes del combate llegaba con un récord perfecto y un 100 en cuanto a su porcentaje de nocauts (8-0, 8 KOs). Inclusive llegó a estar posicionado en los rankings en uno de los cuatro organismos que rigen el boxeo profesional en el mundo. No obstante, este había realizado la mayoría de sus peleas en República Dominicana, siete de sus ocho victorias habían sido contra rivales que poseían más derrotas que victorias. Además, en uno de sus combates en 2016 arrojó un resultado positivo en una prueba antidopaje por lo que fue suspendido y para el momento de la contienda llevaba una inactividad de cuatro años.
Las conferencias de prensa previas también tuvieron ese tono circense característico de todos los eventos que esta empresa promotora organizó. Desde el hecho que uno que otro comunicador que se hubiera referido a Reykon como “campeón” (un total despropósito para alguien con nula experiencia en el deporte) hasta algunas preguntas peculiares que marcaron el rumbo de esta rueda de medios. Por su parte, el cantante tuvo varias declaraciones un poco desconcertantes, tales como el afirmar que esta pelea era una experiencia de vida y que él ya había ganado al asumir el reto entrar a su mundo (el de Fournier). También afirmó el ya poseer experiencia en el boxeo al haberse visto involucrado en peleas callejeras cuando joven.
El día del pesaje se notó la imprudencia e insensatez más grade en cuanto a la realización de esta pelea. En este pleito pactado a seis asaltos anunciado en la categoría del peso semicompleto (cuando en realidad ambos peleadores estuvieron por fuera del límite, aunque en realidad eso no les importaba lo más mínimo) Reykon pesó 178,5 libras mientras que Fournier detuvo la báscula en 187 libras. Esta peligrosa diferencia de kilos pudo haber causado una tragedia, por lo que la comisión atlética de ese estado ni siquiera debió haber sancionado este show como un combate profesional. Las bolsas según lo reportado fueron de alrededor de 200.000 dólares para el empresario y 80.000 por el lado del cantante.
Esta diferencia de tamaño fue notable al momento de estar ambos en el cuadrilátero. No obstante, fue más evidente la diferencia de habilidades boxísticas al momento del sonido del campanazo inicial. El reggaetonero empezó tirando unos tímidos jabs (si es que se les puede llamar así) mal ejecutados y sin rastros de técnica alguna, los cuales obviamente estuvieron lejos de llegar a destino. Además, su guardia estaba bastante arriba y abierta a la vez, por lo que quedaba bastante expuesto al jab y a los golpes al cuerpo lanzados por su oponente. Ni siquiera un principiante con pocos días de experiencia, pero bien entrenado lo hubiera hecho tan mal. Por el lado de Fournier, este se veía bastante tranquilo y con las manos abajo.
La calidad del combate era tan mala que en la transmisión prefirieron enfocar a un artista que llegaba a la mesa de comentaristas, por lo que no se pudo ver parte del último minuto del primer asalto. En el segundo round, Reykon en un momento iba a lanzar un golpe el cual salió bastante anunciado, por lo que Fournier lo capturó estando bastante abierto y conectó un gancho de izquierda en la mandíbula que lo dejó sentado en la lona. El primer golpe decente del británico casi acaba el combate. Después de sobrevivir a la primera cuenta de protección, Reykon fue conectado con varios golpes al cuerpo que lo obligaron a desplazarse por todo el ring. Luego, un gancho de derecha lo hizo colocar la rodilla en la lona, en un momento en el que el referee debió haber detenido la pelea.
Después de este segundo conteo, el cantante siguió recibiendo golpes. Por lo que, en el descanso del segundo asalto, este decidió no salir al tercero para de esta manera decretar la victoria de Fournier. Según las estadísticas de la pelea, Reykon no logró conectar siquiera un golpe efectivo. Claramente se notó que el británico fue bastante piadoso, ya que si se lo hubiera tomado en serio pudiera haberle hecho mucho daño al reggaetonero.
Al final del combate, se pudo evidenciar a Reykon en uno de los camerinos sonriente y promocionando su nueva canción. De esta manera terminó este bochornoso y lamentable espectáculo que tomó como pretexto el boxeo, para que ambos llevaran a cabo su cometido de volver a tener su “cuarto de hora”.
@MiguelKastaneda