Muchos de los británicos ni se sienten súbditos ni creen en la monarquía pero sí agradecen a la recién fallecida reina Isabel II los casi 71 años de servicio aún a costa de sacrificios personales.
La sucede Carlos, su hijo mayor, con poca popularidad y probabilidad de éxito en la gestión política que hereda.
Petro I, aunque no es monarca, es el primer presidente colombiano de izquierda que llega al poder por vía democrática. Contrario a Carlos, hereda un país hecho trizas gracias a la corrupción de una mano firme y un corazón grande.
La democracia, y no solo en Colombia, tiene muchos significados. Para algunos es la soberanía del pueblo y para otros es un régimen político aceptable “siempre y cuando me convenga”. En otras latitudes el pueblo elige y el poder económico invisible “detrás del trono” se las ingenia para ponerle zancadilla al gobernante que no le permita ejercer el control absoluto de sus intereses económicos acostumbrados.
El nuevo, aunque ya mayorcito, rey cuenta con la ventaja de un partido conservador en el poder que lo mantendrá en el trono sin mayores altibajos. Las difusas consecuencias del Brexit afectarán, tarde o temprano, el controlado temperamento británico y quién sabe cómo se afectará el futuro de una monarquia que sin la reina estará cada vez más condenada a desaparecer.
Petro I, con un aparente apoyo proveniente de todos los puntos cardenales y de quienes a cambio esperan ansiosos su tajada de poder, también afrontará duros retos en el intento de escalar las altas cumbres que se ha propuesto. Ojalá no le falte el aire y los gases de la derecha no le afecten su salud como ya lo han hecho con nuestros páramos y nuestras selvas.
Carlos III necesita de manera urgente un asesor de imagen que le enseñe a no hacer mala cara o que si la hace no se note. Petro necesita el asesor de imagen que durante la pandemia nos presentaba a Duque en la Escuelita de Doña Rita como un Lord inglés al compararlo con Trump.
Las apuestas están abiertas… en juego la oaz y el futuro de Colombia y el posible retorno del Reino Unido a la Unión Europea.
Tal vez le puede interesar:
Cartas de despido y otros incidentes tienen a Carlos III bajo el escrutinio