Medidas que favorecen a los consumidores son las que se han tomado últimamente en el país. Una de ellas es la que tiene que ver con las propinas. La SuperIndustria ha determinado que el cobro de las propinas no podrá venir escondido en la cuenta que se le presenta al cliente y se deberá de consultar al consumidor si desea pagarla y en qué cuantía.
Además el parroquiano puede decidir si paga o no una propina por el servicio recibido. Todo esto ha sucedido por las quejas de algunas personas que veían como la propina se había convertido en una obligación que le aplicaban a mansalva y sobre seguro, y sin consulta alguna llegaba incluida en la cuenta del consumo lo que la hacía casi que obligatoria.
Señala la SuperIndustria en circular que el cobro de la propina no deberá venir incluido en la cuenta y que “El establecimiento puede sugerir el valor de la misma, siempre que no supere el 10 % del valor del servicio prestado, y se le debe preguntar al consumidor, cuando este solicita la liquidación de su cuenta, si desea incluirla en la factura o si desea pagar una cuantía diferente”.
Otro buen suceso para los que frecuentan los restaurantes es que se ha ordenado que regrese el menú físico en bares y restaurantes del país, según lo dio a conocer la Superintendencia de Industria y Comercio, SIC. Se acaba el código QR, que a más de uno le producía dolor de cabeza.
Así mismo los establecimientos deberán fijar en un lugar visible los precios de los productos que allí se ofrecen, o mediante las llamadas “cartas”, presentar los valores a los clientes; valores que deben de coincidir.
Como se recordará el fastidioso código QR, apareció como una alternativa a la carta tradicional para evitar que las personas las “tocaran” durante la pandemia de la covid 19 y de esta forma minimizar el riesgo de contagio.
Y es que no había nada más jarto que llegar a un restaurante y tener que escanear el código QR para saber cuál era el menú que ofrecían. Algunas personas no tenían la aplicación para leer el enredado cuadrito que es el código QR y otras no se sentían bien con ese sistema.
Vuelve pues la “carta” o menú y al menos nos volverá a servir para usar el viejo chiste gastado pero aún vigente.
¿Quiere la carta? Pregunta el mesero.
¿Y quién me escribió?, responde el usuario con una sonrisa que no tiene respuesta.
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