Las zarigüeyas son mamíferos parientes lejanas de los canguros, koalas, wombats y ualabíes. Son originarias del continente americano y se distribuyen desde el centro de los Estados Unidos hasta Argentina. Se les conoce con diferentes nombres, dependiendo de la región y del país. Existen alrededor de 126 especies en total (Voss, 2022) y se estima que 38 de ellas habitan en Colombia (Solari et al., 2013), aunque recientes estudios hablan de un número cercano a las 50 especies para Colombia. América del Sur tiene un gran número de especies endémicas y la mayor diversidad.
En cuanto a su ecología, las zarigüeyas son omnívoras, un gran porcentaje de su dieta son frutos y semillas del bosque, por ello son potenciales dispersores de semillas de las plantas dentro de su hábitat. Tanto el macho como la hembra incluyen una gran variedad de alimentos en su dieta, principalmente de invertebrados, frutos y semillas, la mayoría de las frutas consumidas son especies de plantas pioneras, que es común encontrarlas en las áreas perturbadas, de acuerdo a los hábitos oportunistas de la zarigüeya. La dispersión de semillas es el resultado de la interacción mutualista entre las plantas y los animales, que se alimentan de frutos carnosos y nutritivos, que contienen gran variedad de semillas (Van der Pijl, 1982).
Está asociada a lugares boscosos, zonas abiertas, en tierras bajas y altas cerca de fuentes de agua, orillas de ríos y quebradas. Se desplaza de manera silenciosa y sigilosa; generalmente se alimenta en el suelo, pero sube a los árboles para consumir frutos y néctar. Los machos pueden cambiar sus sitios de anidación todos los días; las hembras tienen la tendencia de regresar al mismo sitio por varios días, construye los nidos con hojas secas (Zapata Muñoz et al. 2021).
Se refugia en troncos de árboles, en cuevas abandonadas, en las partes más tupidas del ramaje, en techos de casas, en el piso. Cuando se les molesta pueden ser agresivos y amenazan con la boca abierta y emiten sonidos agudos, además defecan y riegan orina de un olor desagradable. Reproducción: La hembra pare de 6 a 12 crías por camada. A diferencia de otros marsupiales, sus patrones reproductivos no dependen fuertemente de la variación climática, por lo que las crías tienen una alta tasa de sobrevivencia (Tyndale[1]Biscoe y Mcenzie 1976). En Colombia, se reportan eventos de reproducción al inicio de la temporada seca (enero) y nacimientos entre abril y mayo, seguido de un segundo evento de reproducción en algunas partes del país (Tyndale-Biscoe y Mcenzie 1976). Importancia: es uno de los marsupiales que más dispersa semillas, contribuyen a la regeneración natural de los bosques, controladores de insectos (Julien-Laferriere y Atramentowicz 1990, Medellín 1994).
Algunas características morfológicas de la especie Didelphis marsupialis. En este segmento trataremos de mostrar los componentes de las características morfológicas y anatómicas y que ayudan a diferenciar a la zarigüeya o chucha común de otros grupos de mamíferos como por ejemplo los roedores, sin que esto nos lleve a satanizar este importante grupo de mamíferos que también cumplen roles ecológicos muy importantes en los bosque naturales de nuestro país.
El marsupio (del latín marsupium, bolsa) es la característica más llamativa de los marsupiales. Consiste en un pliegue de la piel que recubre las mamas y forma una bolsa epidérmica que funciona a modo de cámara incubadora. Las crías de los marsupiales nacen en un estado de desarrollo muy incompleto, casi fetal y se arrastran tras nacer desde el útero de la hembra hasta el marsupio, donde lactarán hasta completar su desarrollo. El marsupio actúa básicamente como una incubadora, debido a que los marsupiales recién nacidos son tan pequeños que su peso nunca es mayor a 1 gramo, incluso, una camada completa no llega a sobrepasar el 1% del peso corporal de la madre.
Los roedores NO presentan marsupio.
Las mamas, pezones o tetas. Las hembras de las zarigüeyas tienen un número impar de pezones, normalmente colocados formando un círculo, con uno en su centro, en el interior de su bolsa o marsupio. La especie Didelphis marsupialis tiene 10 pezones, mientras que Didelphis virginiana, tiene 13.
El número de crías suele ser superior al número de pezones, hasta 20 en algunas especies, por lo que muchas de ellas no llegan a adultas, ya que tienen que pasar un periodo de uno a dos meses dentro de la bolsa de la madre adheridas a uno de los pezones para poder sobrevivir, debido al escaso nivel de desarrollo con el que nacen, al igual que otros marsupiales.
Para evitar que la cría se suelte del pezón, éste se mantiene hinchado y el individuo se mantiene unido a presión, hasta que los pequeños son lo suficientemente maduros para agarrarse por sí mismos al pelo de la madre con seguridad. Estos pezones pueden tener una longitud de hasta 3 cm para el caso de las especies Didelphis marsupialis.
Los roedores NO presentan desarrollo significativos de las mamas o pezones.
La cola prensil. Los animales con cola prensil son mayormente mamíferos y se caracterizan por contar con esa extremidad desarrollada y habilitada para usarse como transporte, para aferrarse a una rama o incluso agarrar objetos.
Una cola prensil es la cola de un animal que tiene una adaptación biológica que le permite agarrar o sujetar objetos. Las colas plenamente prensiles pueden ser usadas para sujetar o manipular objetos y en particular para ayudar a criaturas arborícolas a encontrar y comer comida en los árboles. Si el rabo no puede ser usado para sujetar o manipular objetos es considerado sólo parcialmente prensil. Tales colas son usadas con frecuencia para anclar el cuerpo de un animal al colgar de una rama o como ayuda para escalar. El término prensil significa “capaz de agarrar” (proviene del latín prehendere, sujetar, agarrar). Algunos investigadores (Delgado - V et al., 2014) han documentado el uso de la cola prensil para transporte de material de anidación. La capacidad prensil de la cola no es igual para todas las especies de zarigüeya (Delgado - V et al., 2014).
Los roedores no presentan cola prensil
El pulgar oponible. La mano de los humanos actuales se distingue de la de otros primates por tener el pulgar oponible largo y robusto que permite agarrar con gran precisión. Sin embargo, no somos la única especie que posee un pulgar oponible.
Los roedores no presentan pulgar oponible.
Cachorros o neonatos. El periodo de gestación de una zarigüeya es muy corto (10 a 13 días); pasado este tiempo llegan a nacer hasta 20 crías que migran hacia el marsupio donde continúan su desarrollo fijándose a un pezón por 90 a 120 días. Dado que la hembra solo tiene un número determinado de pezones (esto varía según la especie), este es el número máximo de crías que pueden sobrevivir. Éstas son destetadas entre los 90 y 108 días después del nacimiento. Al salir del marsupio son completamente independientes y empiezan su vida solitaria (Ceballos y Galindo, 1984; Zarza y Medellín, 2005; Krause y Krause, 2006).
El grado de desarrollo de las crías al nacer es mínimo, pesando alrededor de 0.15g. de peso. Sin embargo, las garras de las manos adquieren un gran desarrollo, ayudándose de ellas para aferrarse a la piel del vientre de la madre hasta alcanzar el marsupio. Aquellas crías que logran pegarse a los pezones, pueden mantenerse ahí por al menos 60 días. Los jóvenes son destetados cerca de los 120 días de edad.
El pelaje. La zarigüeya o chucha común, Didelphis marsupialis, presenta una coloración del pelaje y puede variar, de acuerdo a la dieta y aspectos ambientales o climáticos en general. El dorso es de negro a gris y el área ventral generalmente similar a la espalda, pero más pálida o anaranjada. El pelaje se presenta erizado a veces como una cresta a lo largo de la columna. El pelaje presenta dos estratos. El inferior es denso, amarillo y pálido que se encuentra por debajo de los pelos protectores que son largos y ásperos de color negro o gris. La cabeza es de color amarillo oscuro, a veces con líneas negras poco definidas que van desde la nariz, atravesando los ojos hasta casi las orejas. Las mejillas son amarillas, anaranjadas o blancas oscuras, sin contrastar en forma intensa con el color del hocico.
Las vibrisas. Las vibrisas (del latín vibrissae - pelos) son un tipo de pelos rígidos especializados que poseen algunos animales (especialmente los mamíferos, como elemento sensorial táctil). Se encuentran en algunos mamíferos como los primates, marsupiales, roedores, musarañas y carnívoros, entre otros. Si bien se hallan en varias partes del cuerpo, las vibrisas faciales son las más estudiadas. En los animales, las vibrisas tienen una raíz muy sensible que les permite, en muchos casos, detectar corrientes de aire. Esto, unido al sentido del olfato, les hace percibir el origen de los olores. Algunas de estas corrientes pueden ser generadas por el movimiento del propio animal. Las vibrisas en la zarigüeya o chucha común Didelphis marsupialis, son bien desarrolladas, de 12 a 15 cm de longitud, se distribuyen desde el hocico de manera densa, pasando por la zona de los ojos y terminando en la zona límite con las orejas donde su número disminuye de manera notable.