La borrachera y la fiebre en las fiestas de Corraleja llevaron a que un toro fuera linchado por las multitudes a punta de golpes y puñaladas. El salvajismo vivido en Turbaco, Bolívar, despertó la repulsión de quienes han visto el video que rota en las redes sociales y de los que no hemos tenido la valentía de aguantar las crudas imágenes hasta el final.
Con este escándalo que se volvió nacional, se reavivó la discusión sobre la crueldad humana y el sufrimiento animal. La bandera de muchos defensores de los derechos de los animales es la lucha contra la tauromaquia. Hay quienes han comparado a los taurómanos incluso con paramilitares.
Para que el debate no se convierta en otra forma de linchamiento, sino en una oportunidad de discutir el tema, tiene sentido recordar otras formas de sufrimiento animal causado por nosotros los humanos.
1. Animales enredados y arrastrados por la pesca indiscriminada
La tortuga entre más trate de escapar, más se enreda. En las mismas pueden estar también algunas rayas, delfines o tiburones. La causa es la pesca de arrastre. Para agarrar unas toneladas de camarón o de pescado y surtir los estantes de nuestros supermercados, la industria pesquera se lleva por delante decenas de otras especies no comercializables y acaba de paso con el suelo del mar, el hogar de muchos de sus animales. El caso es que la mayoría de especies que nos comemos está sobreexplotada, lo que significa que son capturadas con tal avidez que no tienen tiempo de reproducirse. Por satisfacer nuestros apetitos, la industria va cada vez más lejos y más hondo dentro del mar con técnicas más invasivas.
2. Los pollos en serie
La gallina busca el maíz y el trigo, les da la comida y les brinda abrigo. Los pollos son animales muy sociables. Pero muchos de los que nos comemos, fueron arrancados de sus mamás sin siquiera conocerlas y engordados a la fuerza en hacinamiento sin luz del sol. Animales que nacen, crecen y mueren, como un engendro industrial, sin la menor consideración a que son seres vivos que sienten. Y ni entrar a hablar de la industria de la carne de res.
3. El hongo que está acabando con las ranas
La ranita amaneció aletargada, tiene anorexia, sus posturas son anormales, la piel ha perdido color, además tiene úlceras. Sus larvas tendrán malformaciones. Es muy probable que muera pronto. La causa es un hongo que le afectó la piel. Al parecer, los anfibios se han vuelto vulnerables a esta enfermedad por el cambio climático y la destrucción de los sitios en donde viven. Lo cierto es que el 43% de las especies de anfibios en el mundo están disminuyendo por los impactos de nuestros estilos de vida.
4. El hambre en el mar
Peces, moluscos y langostas se están muriendo literalmente de hambre por una enfermedad que está acabando con los corales en el mundo. Al menos, el 60% de los arrecifes ya están afectados. Eso se da porque los corales solo crecen en condiciones limpias y a la temperatura adecuada. Pero el mar recibe agua de los ríos repleta de agroquímicos, aguas servidas, mercurio y cianuro, además de que está calentándose como todo el planeta. Nuestra contaminación está matando de hambre a los animales marinos tropicales.
5. Humedales destruidos, aves que mueren de agotamiento
Después de atravesar miles de kilómetros, las aves migratorias esperan llegar a un pequeño edén tropical, lejos del invierno de las tierras del norte o del sur. Están programadas a reservar sus fuerzas justo hasta el momento en que llegan a los humedales de las tierras tropicales, en donde se quedan unos meses, recuperan energía y regresan. Pero si llegan y los humedales están rellenados o destruidos – reemplazados por conjuntos residenciales, centros comerciales o repletos de basura-, las aves pueden morir instantáneamente de agotamiento y hambre o no alcanzar a recuperarse para el viaje de regreso. La ONU calcula que muchas especies de aves migratorias están en riesgo de extinción porque los sitios de descanso están destruidos.
6. Los ingenuos que trajeron especies asesinas
Ya los Rausch y otros chefs están preparando el pez león y así salvando a muchos animalitos del Caribe. Un gran reto, dado que es venenoso si no se prepara bien. Además, porque en Colombia no estamos acostumbrados a comerlo. ¿Por qué? Porque no es de estos mares, sino de Australia y sus alrededores. A alguien se le ocurrió traerlo por estas zonas, y como es nuevo en la región, no hay ninguna especie que lo pueda combatir y controlar. El caso es que el pez león puede medir casi medio metro y es un altanero que se come cuanto encuentre en su camino. Es un monstruo despiadado para nuestros animales marinos que se reproduce sin control. Por eso es bueno comérselo.
Algo parecido ocurrió cuando a alguien se le ocurrió traer la rana toro a Colombia para hacer proyectos de zoocría. Lo que a nadie se le vino a la cabeza, fue que esta rana depreda a cuanto animal ve alrededor y como tampoco es oriunda de estas tierras, no hay bicho que la combata. Así que ingenuos trasteos de animales de un rincón a otro del planeta, se vuelven el terror de los bichitos nativos.
7. El oso que se quedó sin piso por el calentamiento global:
La imagen habla sola:
8. Facultades de biología
La biología es la ciencia de la vida, pero muchas de sus facultades no son sus defensoras número uno. No en la práctica. A los estudiantes les evalúan técnicas de ahogar aves, matar ranas en formol, matar murciélagos. Si no lo aprenden a hacer bien, la calificación es cero. De lo contrario, mejor que busquen otra carrera.
9. Ahogados por la basura del mar
Una foca se asfixió con una bolsa plástica que se comió. Una ballena se intoxicó y tuvo una larga agonía. A las aves les han encontrado en el estómago todo tipo de plásticos. Millones de animales quedan atrapados por la basura del mar que nosotros los humanos botamos.
10. Mueren de soledad
Miles de especies de animales están en riesgo de desaparecer. Al menos el 41% de los anfibios, el 13% de las aves y el 25% de los mamíferos. Bien porque los hemos destruido directamente, como a través de la caza, o porque acabamos con su entorno. Los últimos individuos de estas especies llegarán al mundo y no encontrarán con quién reproducirse. Si no mueren directamente por las amenazas humanas, lo harán de soledad.