¿Cuántas veces hemos escuchado la frase: ”la inseguridad está desbordada” en Bogotá y en otras ciudades del país?
¿Cuántas veces los alcaldes y la policía toman medidas aumentando la cantidad de agentes de policía, vigilancia en las calles, prohibición del parrillero en moto y en principio algo funcionan, pero con el tiempo vuelve: “la inseguridad está desbordada”?
En Bogotá han nombrado expertos en seguridad en la secretaría de seguridad en varias ocasiones, quienes hacen, al igual que la policía lo que pueden, pero con el tiempo renuncian agotados por una tarea casi imposible.
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Es que el problema de la inseguridad, al igual que los demás problemas sociales en Colombia es crónico, viene de décadas sin que se haya tratado de solucionar de fondo. Veamos algo interesante y muy diciente de esta situación.
En la sección “Hace 100 años” del periódico El Tiempo del 17 de agosto de 2022 hay una crónica que dice: “En Colombia, las causas principales de la criminalidad son la ignorancia del pueblo, no solo no combatida, sino tenida por “santa” por quienes la explotan; la pobreza que lleva al robo y a la prostitución, el chichismo y el alcoholismo...”.
Bueno algo parecido a nuestra situación después de 100 años. Por supuesto que en esta época el tipo de delincuencia es más agresivo y violento, pero algunas causas son iguales a las de ahora.
Claro, el narcotráfico ha venido a agravar aún más la situación y también la aparición de bandas internacionales, pero el problema viene de décadas.
Otro factor que contribuye a agravar aún más esta situación es la impunidad: el delito muchas veces no se castiga, sea porque las victimas no denuncian, porque no se presentan pruebas suficientes o por la laxitud o inoperancia de la justicia.
El problema es que se siguen atacando solamente los efectos y no las causas de la inseguridad. Esta, como es conocido de todos, afecta en mayor medida a las clases populares, que se desplazan en trasporte público, bicicleta o a pie y para los delincuentes es más fácil atacarlos. También afecta a la clase media y en menor medida a la clase alta, que cuenta con los medios para prevenirla y evitarla.
Por supuesto que las medidas de aumento de la fuerza policial y mayor vigilancia son importantes, pero como lo vemos no son suficientes. La inseguridad se irá mitigando, no se acabará del todo, en la medida en que las condiciones sociales de la gente mejoren sustancialmente.
Es que la pobreza, la desigualdad, la falta de oportunidades y de empleo, son el mejor caldo de cultivo para toda clase de crímenes, o como he dicho otras veces: esta clase de inseguridad no se presenta en países de gran desarrollo social, como los países Nórdicos y otros similares.
En conclusión, se debe seguir atacando los efectos de la inseguridad con medida policiales, pero paralelamente también hay que mitigar sus causas sociales. El delito debe ser castigado debidamente; hay que luchar contra la impunidad. Si falta o falla alguna de estas medidas, con certeza, “la inseguridad seguirá desbordada”.