El golpe que están craneando los neoparamilitares contra la reforma agraria

El golpe que están craneando los neoparamilitares contra la reforma agraria

Los anuncios de J. Félix LaFaurie de relanzamiento de unas nuevas “convivir” o grupos ganaderos podrían formar parte de una estrategia para torpedear

Por: Omar Orlando Tovar Troches
septiembre 02, 2022
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El golpe que están craneando los neoparamilitares contra la reforma agraria

El fingido asombro de los opinadores pagados por la mal llamada gran prensa capitalina, junto con su estrategia de manipulación tendenciosa de los pequeños yerros de algunos recién posesionados funcionarios (as) en el gobierno del Pacto Histórico, hacen parte de la nueva matriz de opinión que intentan generar las élites económicas de Colombia, a través de sus portales de información, para intentar ponerle freno al nuevo intento de reforma agraria, uno de los ejes fundamentales del programa de gobierno del presidente Petro y la vice presidenta Márquez.

La simulada reacción de sorpresa de los mercenarios de la información, frente a las supuestas rencillas al interior del Pacto Histórico, no es cosa diferente que uno más de los artificios planeados por los viudos del poder, para poder posar como ecuánimes opinadores especializados, que solo hasta ahora, se dieron cuenta de la terrible crisis que padecen millones de colombianos, por culpa de la conflictividad armada alrededor de la propiedad de la tierra; una guerra que, según su fingida sorpresa, nunca supieron que fue agravada por la corrupción del uribismo, mientras estuvo en el poder  repartiéndoles gran porción de la torta publicitaria del estado.

El forzado sarcasmo de la prensa tradicional colombiana, con el que señalan las supuestas inconsistencias del actual gobierno nacional, tiene la intención de empujar a los desprevenidos y desinformados televidentes, lectores o escuchas; hacia una artificial desilusión e, incluso, hacia una actitud de rechazo en contra del recién posesionado gobierno del Pacto. En este orden de ideas, no es extraño que los problemas relacionados con la propiedad y uso de la tierra, lo mismo que los anuncios de cambio en la aproximación y estrategias para resolverlos, que se han hecho desde el gobierno nacional ocupen un sitio especial en esos “talk shows” en que terminaron convirtiéndose los informativos en Colombia.

No obstante que una buena porción de la población colombiana, poco a poco, ha venido poniendo en duda y rechazando, la manera en que los medios tradicionales de comunicación y sus aliados políticos han intentado mantener un statu quo social y económico, en el que los beneficios, las riquezas y los derechos, lo mismo que la información verídica, solo estaban reservados para los poderosos y sus círculos más cercanos; los funcionarios y funcionarias de todos los niveles del actual gobierno nacional, no pueden perder de vista el hecho de que son eso: gobierno y que, por lo tanto, estarán siendo sujetos a la más escrupulosa revisión de todo lo que dicen y hacen, por parte de esta prensa, que ahora actúa como una poderosa oposición política.

Si bien es cierto que hasta ahora, la estrategia del presidente Petro, de delegar responsabilidades y representatividad en los funcionarios de su gabinete, ha sido eficaz para no permitir que su gobierno, en términos generales, pierda tiempo dando explicaciones a obviedades o a malintencionadas manipulaciones por parte de la oposición (la “Gran prensa colombiana”), también lo es, la necesidad urgente de que asuma, personalmente, el manejo de ciertas conflictividades en torno a la tierra, como las del Cauca, que no se pueden igualar con las invasiones orquestadas por politicastros de quinta categoría, al servicio de oscuros intereses económicos, tal como lo intentan hacer ver, los sayones de la información, al servicio de la derecha y de los intereses de los dueños de los grandes medios.

También es preciso que el presidente Petro de un pequeño golpe de timón a su equipo de trabajo, en el sentido de definir un discurso unificado y unas líneas de acción coherentes con la plataforma del Pacto, con el propósito de que los funcionarios de gobierno, en todos los niveles, no sigan dando tanta papaya en los velatorios de la vultúrida prensa colombiana. Así mismo, es preciso que se le dé prioridad al tema agrario en la agenda legislativa, toda vez que, los vultúridos no sólo están en los medios, sino que ahora, o mejor, como siempre, pululan en los partidos del llamado frente amplio.

De acuerdo a lo señalado hasta aquí, no es de extrañar que los anuncios de J. Félix LaFaurie y asociados, relacionados con el relanzamiento de las malhadadas y muy uribistas “convivir”, formen parte de una estrategia para torpedear las aspiraciones de redistribución de tierras y de paz total, que anhelan las mayorías en Colombia.

Las ciudadanías decentes, ahora mayoritarias, en la sociedad colombiana, no puede olvidar, ni por una milésima de segundo, que las famosas “convivir”, transformadas en autodefensas paramilitares, ahora presuntamente renombradas como “Grupos de reacción ganadera”, terminaron protagonizando uno de los más tenebrosos episodios de barbarie y carnicería humana que ha tenido la reciente historia de Colombia. Colombia no se merece el surgimiento del neoparamilitarismo.

La penúltima: Más allá del reguero de frentes de información inocua (pendejadas, en buen colombiano) que pretenden abrir los mandaderos de los viudos del poder, para distraer, confundir y engañar al ciudadano desprevenido; quienes creemos que la plataforma del Pacto Histórico es pertinente para lograr el cambio que Colombia requiere, debemos ayudar, desde cada uno de nuestros pequeños espacios, a hacer pedagogía sobre cada uno de los componentes de la propuesta de gobierno del Pacto, con el fin de hacer frente al inmenso poder que tienen los medios de comunicación tradicional, ahora convertidos en la verdadera oposición al cambio y la paz.

La última: La autocrítica, el disenso e incluso la protesta, también hacen parte de los ejercicios democráticos al interior del Pacto. No nos podemos extrañar si indios, negros, Rom, mujeres, estudiantes, lgbtiq, animalistas o quien quiera, decidan ejercer este derecho constitucional. En este sentido, los funcionarios y funcionarias encargados de atenderlos o contra quienes se haga, no pueden caer en el error de la simplificación o el de la generalización, el desastroso manejo de la protesta durante el uribismo, nos debe haber dejado lecciones importantes. Señores (as) ministros(as), poner un ultimátum y/o amenazar, no es muestra de cambio, por ahora se entiende como una salida en falso, bien intencionada, en el afán de mostrarse imparciales.

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