El Movistar español se encargó durante mucho tiempo de difundir el rumor de que Nairo Quintana era arrogante, mala persona, le recordaban la vez en un Tour de L’Avenir donde amenazó con un destornillador a un rival alemán después de que lo cerrara. Es que a Nairo eso de dejarse achantar por su piel cobriza no iba con él así que sin complejos afrontó una carrera exitosa. Él solo, sobre sus hombros, levantó un alicaído ciclismo colombiano que estaba prácticamente acabado después de que los Lucho y los Parra se retiraran.
Mucho, muchísimo logró Nairo y justo cuando resucitaba con su increíble sexto lugar en el Tour de Francia aparecen los rastros de Tramadol, una sustancia que no se considera dopante pero que si tiene un problema y es que puede aliviar el dolor y ayudaría a un ciclista a quitarse de encima las molestias. Mientras son cada vez más las voces que afirman que Nairo es culpable su equipo, el Arkea, quien estaba feliz por los puntos conseguidos por Quintana en el Tour y que los ayudarían a encumbrarse en lo alto de la clasificación UCI y le permitiría ascender a la máxima categoría del ciclismo mundial, le acaba de quitar el apoyo y le afirmó que si es ayudado culpable le quitará su apoyo, no le renovará contrato y lo dejará prácticamente en la calle.
A los 32 años creíamos que Nairo tendría una segunda oportunidad, una segunda vida en el pelotón ciclístico internacional, pero ahora, sin el apoyo del Arkea, sería el fin de una de las carreras más exitosas que deportista alguno haya tenido en este país.