“Entiendo que un artista es alguien que, entre el silencio de los demás, utiliza su voz para decir algo, y que tiene la obligación que esto no sea algo inútil sino algo que dé un servicio a los hombres.”
Joan Miró
Permitir la entrada a las profundidades del alma a un sinnúmero de desconocidos desnudando impudorosamente los más vergonzosos secretos, permitiéndoles opinar sobre los asuntos más fragosos o tal vez sobre aquellos que hubiera sido preferible enterrar en las profundidades del olvido, es el quehacer de los artistas quienes se exponen al exhibir públicamente sus obras logrando con esto, en algunos de los casos, alcanzar la inmortalidad.
Las primeras manifestaciones artísticas surgieron cuando el ser humano pasó de su forma más primitiva a convertirse en el Homo sapiens sapiens o el individuo moderno, quienes en grandes tribus nómadas colonizaron Europa y Asia hace unos 40.000 años durante la época paleolítica, el periodo más largo de la existencia del ser humano. Sus pasos por distintas cuevas les permitieron dar rienda suelta a sus impulsos grabando en los techos y paredes relieves y pinturas en las que narraban historias temerarias de sus cacerías de animales monstruosos, las que perdurarían hasta nuestros días enseñándonos algo de su cotidianeidad tan lejana a la actual, pero al tiempo tan necesaria para llegar hasta nuestros días. Estas primeras obras de arte serían conocidas como parietales o rupestres.
De la misma manera en que resultó incontenible narrar mediante dibujos sus grandes hazañas, lo propio sucedió con la representación femenina la cual se concretó con la elaboración de estatuillas de diversos materiales que serían bautizadas como Venus Paleolíticas, de las cuales se han recuperado más de un centenar en toda Europa entre las cuales se desataca La Venus de Willendorf que data de entre los años 27.500 y 25.000 a.C. y fue encontrada en Austria, a las orillas del Danubio, antiguo territorio Moravo[i].
Esta figura de una mujer desnuda, con brazos y pies pequeños, caderas anchas, órganos sexuales marcados, vientre abultado, senos grandes y sin rostro, hasta hace muy poco era relacionada, al igual que el resto de las Venus, con la visión de las primeras sociedades sobre la fertilidad y la abundancia.
Sin embargo, de acuerdo con un estudio de la Universidad de Colorado a partir de las pruebas de carbono 14 que se les han aplicado a varias Venus, se ha determinado que la más antigua data de hace 38 mil años y que las demás pertenecen a un rango entre 26 mil a 14 mil años, lo que coincide con el periodo de la última gran glaciación por lo que, afirman, “serían un símbolo de supervivencia frente a un invierno implacable. La figura voluptuosa de estas estatuillas podría ser indicador, por lo tanto, de periodos de hambruna prolongados. De esta manera, se establecerían como virtudes deseables para las mujeres estar bien alimentadas, con cuerpos más grandes y nutridos, en tanto que podían sobrellevar mejor las duras condiciones climáticas[ii].”
A pesar de basarse en pruebas científicas, lo cierto es que nunca podremos saber el verdadero significado de la Venus de Willendorf por lo que seguirá siendo considerada como fue nombrada en la exposición en el Museo de Historia Natural de Viena para conmemorar el centenario de su descubrimiento: "Un Enigma del Arte de la Edad de Piedra".
Acercándonos más en el tiempo, hace 14.000 años, cuando el ser humano moderno superó el último gran glacial pudiendo asentarse en pequeñas comunidades separadas unas de otras por inmensas distancias, el tiempo antes utilizado en desplazamientos le permitiría dedicarse con detenimiento y una gran atención por el detalle a la realización de modelados en distintos materiales en los que se daría más realismo a las piezas a través de trazos que simulaban pelaje; contornos finamente difuminados; detalles anatómicos que le daban a las figuras la apariencia de estar flotando, desafiando la gravedad.
De la simpleza del arte rupestre a las magníficas complejidades de las piezas talladas, la hominización[iii] que transformó a los primates en humanos no sólo incluyo los cambios anatómicos y biológicos sino también el proceso de evolución cultural que, de acuerdo con la sociobiología[iv] nos alejó de nuestros orígenes en los grandes simios cuando los organismos humanos se hicieron más altruistas lo que en otras palabras significaría que comenzaron a practicar la ética de la caridad lo que repercutió favorablemente en la supervivencia del grupo.
El arte, con su inmensa capacidad de sensibilización, jugó un papel fundamental en la construcción de estas nuevas sociedades en las que los individuos trabajaron hombro a hombro, los unos por y con los otros, permitiendo sobrevivir a grandes amenazas y desarrollando una civilización que, sin embargo, hoy amenaza con autodestruirse.
Nuestra supervivencia como especie se encuentra hoy como siempre en manos de los artistas, por lo que nuestro llamado es a brindarles el lugar en la sociedad que se merecen, apoyando su principal tarea de recordarnos que somos más humanos en la medida en que en nuestras almas encontramos la capacidad de emocionarnos con sus obras.
Referencias
[i] Región tradicional en el centro de Europa, que sirvió como el centro de un importante reino medieval, conocida como la Gran Moravia, antes de ser incorporado en el reino de Bohemia en el siglo XI.
[ii] https://www.ngenespanol.com/descubrimientos/las-venus-significan-hambruna-y-no-fertilidad/
[iii] El término y el concepto fueron descritos por Édouard Le Roy en su obra Les origines humaines et l'évolution de l'intelligence (Orígenes humanos y la evolución de la inteligencia), publicación de un curso impartido en el Collège de France entre 1928 y 1929.
[iv] La sociobiología es una síntesis de disciplinas científicas que tiene como objeto la explicación del comportamiento social en todas las especies biológicas en términos de las ventajas evolutivas de estos comportamientos. El filósofo y sociólogo Rudolf Goldscheid es considerado el fundador de esta disciplina, si bien, en la más nueva conciencia científica y cultural, es atribuida al etólogo John Paul Scott, quien acuñó el término sociobiología en 1948 en una conferencia sobre genética y comportamiento social y a Edward O. Wilson. Este último lo difundió en su libro Sociobiology: The New Synthesis en 1975.