Durante los últimos años en Colombia y a nivel mundial se le ha dado un papel protagónico a la educación inicial; es tanto así que dejo de ser una política pública para convertirse en la ley 1295 del 2009. Donde se prevalece el goce y disfrute de los derechos que tienen los niños en la educación inicial y a vivir esta etapa de los 0 a 6 años llena de aprendizajes significativos, respetando sus ritmos de aprendizaje, sus gustos, emociones, costumbres, culturas, diferencias, necesidades e intenciones, logrando el desarrollo de una formación integral para la vida.
Es por esto que en la actualidad el objetivo primordial que tiene el Ministerio de Educación Nacional es capacitar a las docentes en educación inicial para que logren cumplir con estos lineamientos propuestos para la educación inicial de “ potencializar su desarrollo integral y armónico en un ambiente rico en experiencias formativas, educativas y afectivas”, dejando atrás prácticas educativas que no aluden a la integralidad como la mecanización y repetición de contenidos académicos, obediencia, rigidez, currículos desactualizados y sistemas de evaluación obsoletos que no tienen en cuenta ritmos de aprendizajes, logrando con esto la mirada de un estudiante propositivo, emotivo y lleno de habilidades por desarrollar.
Y pese a que exista la ley que promueve este desarrollo integral en los estudiantes en la educación inicial y el compromiso de las docentes en su cualificación docente, para mejorar estas prácticas pedagógicas que ayudan a cumplir con los objetivos y metas propuestas, la realidad es otra; porque el sistema educativo apunta a la formación estudiantil para responder a unas pruebas que miden a los estudiantes a nivel cognitivo, la cantidad de estudiantes que tiene cada docente en el aula no es el ideal, el afán de los padres de familia para que los niños y niñas terminen sus niveles escolares no les permite ayudar a promover el desarrollo sano de su hija o hijo, el desconocimiento cultural de su contexto, la falta de compromiso político y social con la implementación y adecuación de espacios acordes a su edad, son factores que hacen que estas prácticas pedagógicas vuelvan hacer mecánicas sin poder cumplir con esa formación integral y entornos educativos que promueven su desarrollo cognitivo, social, emocional, físico, del habla y del lenguaje.
En relación con lo anterior se evidencia la necesidad de un cambio a nivel de sistema, para que de esta manera como lo menciona el documento Todos listos “las niñas y los niños que ingresan al sistema educativo o pasan al siguiente nivel, no son quienes deben adaptarse a las condiciones y experiencias predefinidas por el entorno educativo, es el entorno educativo el que les debe acoger, retarles y responder a sus características, particularidades, capacidades y potencialidades” esto se va dando a medida que el sistema vaya cambiando, las practicas pedagógicas de los maestros se transformen, los padres de familia comprendan el sentido tan importante de la educación inicial, se comprometan en el acompañamiento desde casa en este proceso y se deje de ver la educación como un proceso de medición, es en este momento donde se logra una verdadera formación integral en la educación inicial.
Y es esto lo que se espera desde la nueva administración presidencial, que desde las infancias se empiece a vivir sabroso, prevaleciendo los intereses en los niños y niñas que son la esperanza de nuestro país y el gobierno actual del presidente Gustavo Petro, priorice las necesidades de la educación inicial y se vea un avance que no se pudo observar durante el gobierno pasado porque le dio prioridad a otras cosas que verdaderamente no son tan necesarias como el desarrollo integral de los niños y niñas en óptimas condiciones.