A Martín Guillermo Zuleta nadie lo ha vuelto a ver en los pasillos de la alcaldía o caminando por las calles de La Paz, Cesar. Desde que se destapó la olla de corrupcion detrás de los Ocad-Paz en los que $618.648 millones que irían digiridos a los municipios PDET -los territorios más afectados por la violencia y pobreza durante el conflicto armado- el alcalde de La Paz desapareció del radar.
No sale de su casa, dio la orden de no abrir la entrada principal. En la cómoda casa solo se abre la puerta del parqueadero cuando Zuleta sale en su Toyota Fortuner blanca último modelo para visitar su finca ubicado en la vía Manantial o para algún viaje.
Hace pocas semanas, el alcalde dio la cara pero lo hizo frente a su familia y amistades, entre ellos concejales de La Paz, para celebrar por lo alto el cumpleaños de su esposa, Katy Ardila a quien a pesar de la inactividad del alcalde se siguen referiendo a ella como la primera dama.
En 2019 tomó las riendas de la alcaldía de La Paz con la promesa de ser un gestor social y ser médico fue su mejor carta de presentación. Paradojicamente, hoy el hospital Marino Zuleta está en ruinas, pues conseguir una jeringa es una odisea y los habitantes del municipios deben ir a San Diego o a Valledupar si tienen una emergencia.
Martín Zuleta era el representante de todos los alcaldes PDET -13 municipios de 3 departamentos- además de ser uno de los 3 miembros con voto en el Ocad, los otros eran el consejero presidencial para la estabilización, Emilio Archila, y el gobernador de Arauca.
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