“Siempre pedía a dios entrar a este lago con una balsa, era mi sueño”, nos dice Juan cuando llegamos a su sueño hecho realidad hace 28 años cuando se casó con una mujer de esta comunidad. La balsa es a la vez la casa en la que vive actualmente con su esposa y uno de sus nietos, Diego.
Sus hijos viven fuera y ahora dedica su vida al cuidado del territorio que tanto ama. Hace parte de una asociación que se encarga del cuidado y la preservación de la fauna y la flora en las nueve lagunas aledañas a Leticia.
“Cuando llegué había cantidades de especies grandes, yo pescaba para la familia y vendía el resto en Leticia para comprar lo que se necesitaba, el azúcar, los útiles para el colegio de los niños. Pero tres años atrás esta laguna quedó como una piscina sin nadadores, sin un solo pez. En ese momento la Universidad Nacional nos convocó y desde el comienzo me pareció interesante. Fueron dos años de puras reuniones, charlas cada sábado en una de las siete comunidades, concertando y viendo cómo recuperar los lagos sin afectar a ningún pescador.”
“Hoy sabemos que tenemos 150 especies de peces entre ornamentales y de pesca camungo, pirarucú, también pato silvestre y tortugas. Son 4 lagos en veda total por 5 años. Todos pescamos todavía, pero una pesca controlada, cualquiera puede en 20 minutos pescar lo de las tres comidas. Somos más mas de 4 mil habitantes, por eso nos enfocamos en el futuro, que el hijo o el nieto pesque lo mismo, que tenga esa misma alegría y no tenga que decir mis abuelos acabaron con lo que había…”
“El año pasado en la época de aguas altas tuvimos 30 delfines y 11 crías, el antepasado fueron 16 delfines y 8 crías. Es bueno porque es el momento en que uno puede bañarse con ellos.”
El cabildo le asignó este año una tierra a Juan. Comenzó a construir en tierra firme a la orilla del lago una casa para la familia, y “para los que vienen, que les da esa alegría de poder pasar una noche acá, que pongan una hamaca o una carpa.”