En una realidad diferente, quizás no ideal, pero definitivamente diferente. Esta escena, aunque caricaturesca, sería mucho más probable. Ambos personajes, tanto el presidente entrante como el saliente, han realizado apariciones bajo el influjo etílico y esto claramente se ha manifestado en el discurso de cada uno.
Al inicio de campaña presidencial apreciamos cómo el ahora presidente Gustavo Petro puso pies sobre tarima y dio un discurso bajo los efectos del alcohol. Si bien este acto dejó mucho que pensar, el discurso de Petro se notó grandilocuente y con aires de grandeza. Por otra parte, la aparición realizada por Iván Duque, aunque fluida, dejó entrever las inconscientes muletillas de “traqueto” que articula el expresidente en su discurso.
Quizás bajo otro contexto, estos dos personajes podrían sentarse a departir mediante la presencia de bebidas alcohólicas, conversar mediados por la desinhibición y desdibujar un poco el semblante que ambos portan.
No obstante, la realidad es otra. Por ahora debemos conformarnos con actos protocolarios donde Iván Duque se presenta con un evidente malestar, cumpliendo de mala gana todo aquello que lo pone cara a cara frente a Gustavo Petro. Por ello, insisto en que ambos hallen entre tantas diferencias un punto de confluencia. Y lo sé, es mejor quedarse sentado pues es algo que no va a suceder, al menos no en poco tiempo.
Vale la pena pensarlo.