Las relaciones entre China y Taiwán son difíciles desde su separación en 1949, cuando el líder comunista Mao Zedong anunció la fundación de la República Popular de China, tras derrotar a los nacionalistas en la guerra civil que estalló luego de la Segunda Guerra Mundial. A partir de esto, las tropas nacionalistas encabezadas por Chiang Kai-shek, se desplazan a Taiwán para recuperarse de las heridas y posteriormente gobernar durante las siguientes décadas.
En los principios de ese conflicto, cuando Taiwán se separó de China, Estados Unidos apoyó a la isla. Sin embargo, en 1979, Washington rompe sus relaciones diplomáticas con Taiwán y empieza a establecer relaciones diplomáticas con China. No obstante, siempre mantuvo lazos con Taiwán, aunque de forma no oficial.
Con la visita de Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos a Taiwán, las tensiones incrementan nuevamente dado que Pelosi enfatizó ante la presidenta taiwanesa, el compromiso de su país con la isla. Este respaldo enfureció a los gobernantes chinos, pues ven a Taiwán como una "provincia rebelde" por la que reclaman la soberanía y prometen la reunificación del territorio por la fuerza, si es necesario.
La presidenta taiwanesa, Tsai Ing-wen, ha dejado claro su aspiración de declarar formalmente la independencia de Taiwán, pues se ven a sí mismos como un país independiente, gobernado democráticamente, que cuenta con su propia Constitución, líderes democráticamente electos, y unas 300.000 tropas activas en sus fuerzas armadas.
Actualmente, son 14 las naciones que reconocen a Taiwán como un país soberano. En América Central, Honduras, Guatemala y Belice. En el Caribe, Haití, Federación de San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas, y Santa Lucía. En América del Sur, Paraguay. En Oceanía, Palau, Islas Marshall, Nauru y Tuvalu. En África, Suazilandia. Y en Europa, la Ciudad del Vaticano.
