Cuando el reggaetón inspiró la guerra en Cali

Cuando el reggaetón inspiró la guerra en Cali

Los "Parches" se crearon en el 2004, hoy muchos hacen parte de los Rastrojos

Por: Juan Diego Aguirre "Cachastan"
diciembre 15, 2014
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Cuando el reggaetón inspiró la guerra en Cali
Foto Archivo recreación. Campaña contra el reggaeton

Los parches se crearon entre el 2004-2005, no pasaban de 15 integrantes por grupo. En sus inicios fueron reyertas entre estudiantes de distintos colegios de estratos 3 y 4. “Niños bien”, así le dicen los herederos de esta guerra, adolescentes en barrios de estratos 1 y 2 en el oriente de Cali.

La Alianza, Los Contra, La Rompe, fueron algunos parches que se crearon. Varios clanes de cada grupo tenían nombres como: Gold Star, Flow Factory, War Records, Makiavelicos, El Cartel, La Guetto, Fabela Full Records, etc. Todos estos nombres inspirados por el reggaetón: aparecen en álbumes y letras de canciones.

En el 2007, gracias a la red social Hi5, se programaron los encuentros vía internet. Lo que en un principio fueron peleas de colegios, se convirtieron en batallas campales en los barrios: Ciudad 2000, el Ingenio, el Limonar, los primeros escenarios. A las fiestas llegaban más de 150 menores que inundaban la cuadra. Provenientes del oriente y del sur, los muchachos se iban a una rumba para el norte o al contrario. Llegaban en camionetas lujosas y motos a barrios periféricos de la ciudad. No importaba si fuese peligroso. Si eras farándula, o sea, reconocido por muchos, mejor (Farándula es una canción de reggaetón de J King y El Máxima del 2008). La marihuana, perico, popper y el alcohol, sumado a las miradas intimidantes o coqueteos con mujeres del otro bando, estimulaban las trifulcas en medio de la rumba. Los golpes a puño pasarían a un segundo plano. Los cuchillos, bates, piedras y machetes se convirtieron en sus principales armas.

La mayoría usaba Las Gatas, un estilo de corte de cabello, largo atrás y a los lados corto o con tribales y figuras. Vestían con pantalón bota tubo, buzos pegados y coloridos, las gorras y gafas tapaban las miradas. Andaban juntos, nunca estaban solos. Asistían a los eventos de reggaetón que programaban emisoras como Rumba Estero o Radio Hit, también a los conciertos de reggaetón. De igual forma las discotecas: K-Oba, Mística, De Rumba, VIP, Subterráneo y Yellow, fueron escenarios de sexo, drogas y violencia. Esta última sería cerrada porqué un joven habría sido asesinado en el interior en medio de un enfrentamiento.

Las paredes, calles, y parques eran lugares territoriales. Si se cruzaba una zona que no era de ellos podrías terminar en medio de golpes o puñaladas. También por simplemente llevar un símbolo de uno de los parches. Cofla*, conocido en la Alianza por levantar viejas y ser un “man parado”, un día en una visita de su colegio a una universidad reconocida de la ciudad, se remangó la sudadera y se dejó ver la estrella que tenía tatuada en su tobillo, era el símbolo de Alianza. Aparecieron varios universitarios que lo miraron por varios segundos. “¿Que me mirás? ¿Te gusté o qué?”, inquirió Cofla. Sin más preámbulos se agarraron a golpes.

Entre el 2005 y 2007 se crearon más de 70 parches, la época donde más gente asistía a los encuentros, la época dorada de este fenómeno juvenil. Los noticieros nacionales y la prensa local registraron decenas de veces la violencia entre los menores. El más farándula era el que más aparecía en la prensa, el que más peleaba y el que tenía más viejas. Las chicas ganaban espacio en la farándula local subiendo fotos en hilo o cacheteros a las redes sociales. En las fiestas o reuniones les guardaban las armas a los muchachos. Tenían que ser frenteras y galaxias, o sea, llamativas a todos.

Blanquita* tenía tan solo 14 años. Era delgada, usaba mucho maquillaje y se dejaba Las Gatas. Vestía de short y blusa ombliguera. Era coqueta y atractiva. Hablaba mucho sobre rumbas y peleas. Fumaba y le encantaba bailar reggaetón. Portaba una navaja y era farándula. Visitaba a El Calvario, López y la Isla; la conocían. Cada fin de semana asistía a El Templo, lugar concurrido en aquella época en el parque de la Caña para bailar reggaetón. Se fugaba de la casa y desaparecía por meses. Estuvo viviendo en la calle, pero luego tuvo un hijo y se resocializó. Duró poco, en el 2013 la asesinaron en un ajuste de cuentas.

A mediados del 2009 comenzó la desmovilización de la “vieja guardia”. Los tropeles se intensificaron con la aparición de nuevos grupos. Los encuentros se concretaban vía Facebook. Las fotos se convirtieron virales entre los infantes. Aparecían presuntuosos mostrando armas y en manada. Ya se usaban armas de fuego en los enfrentamientos. Comenzaron las alianzas con pandillas de estratos bajos ubicados en el Distrito de Agua Blanca y Siloé, a los que los llamaban Gambas. Ya habían más de 200 de estos en Cali. Al mismo tiempo proliferaron los grupos de reggaetón. Más de 120 agrupaciones surgieron en medio de la guerra de parches. Entre esos salieron: Kevin Roldan, Yerson Y Stuart, Bloque 18, Litto we y Ac la sensación.

De a poco, los niños bien se alejaron de los parches. Las venganzas, amenazas, ataques y asesinatos, fueron los principales motivos de deserción, “no aguantaron la presión”, asegura un ex líder de Alianza. Muchos de los jefes ya eran mayores de edad, se retiraron, pero la muerte los asechaba. El Chamo, uno de los creadores de Alianza fue asesinado años después de haberse retirado. Nuevos capos comenzaron a liderar los parches que ahora operaban en los sectores marginales de la ciudad: comunas 14, 15, 16 y 20.

Algunos jóvenes terminaron integrándose al crimen organizado de las cerca de 150 pandillas que operan en Cali o en las oficinas de los Rastrojos y Urabeños. Según la Fundación Ideas Para La Paz, la violencia en la capital del Valle del Cauca, que está desbordada y la tiene en el 2014 como la cuarta ciudad más peligrosa en el mundo, está relacionada con enfrentamientos entre organizaciones criminales y sus asociaciones con pandillas y “ollas”.

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