Dicen que el Clan del Golfo tiene como objetivo asesinar la cifra de 100 policías hasta el día de la posesión presidencial de Gustavo Petro, y como dicen los analistas políticos, para mostrar poder militar y dominio territorial.
Y es que jamás en mi vida había visto a una autoridad tan suplicante, temerosa e insegura como la policía colombiana, excepto los militares afganos y eso porque los talibanes sí tenían un poder militar arrasador.
Ni en la época de Pablo Escobar, en el que relucieron los grandes hombres y mujeres valientes tanto de las fuerzas militares como de policía dispuestos a morir por la patria, eran esos días en que se mostraban seguros y resueltos, como debe ser.
Y mientras tanto, ¿Dónde está Duque? Extraño cuando se ponía las chaquetas de la policía y salía en los medios para enfrentar a los “vándalos” (mis respetos para ese antiguo pueblo germano), o cuando el ministro de defensa salía con su verborrea, pero ahora todo parece que se trataba de una obra teatral, en otras palabras, una farsa.
Al fin salió Duque de su escondedero, presionado para hablar, pero salió peor el remedio, porque sinceramente parece borracho en su intervención.
Nada más que decir, la imagen lo dice todo, el gobierno Duque nunca fue tal, los funcionarios nunca fueron tal, y así, como toda una pesadilla, terminará toda la farsa el 7 de agosto.