Uno de los árbitros más polémicos en los últimos años en nuestro fútbol profesional es Imer Machado, actualmente es integrante de la Comisión Arbitral, como instructor técnico. Además, es director técnico del VAR. Es difícil entender que un personaje como estos presida de dichos cargos, cuando su pasado como colegiado fue malo. No es ejemplo a seguir para las nuevas generaciones que se quieran dedicarse a dicho oficio.
“Silbato en boca, el árbitro sopla los vientos de la fatalidad del destino y otorga o anula los goles. Tarjeta en mano, alza los colores de la condenación: el amarillo, que castiga al pecador y lo obliga al arrepentimiento, y el rojo, que lo arroja al exilio”, texto que pertenece al libro El fútbol a sol y sombra (1995), escrito por Eduardo Galeano.
Mientras Imer Machado siga conduciendo el destino del arbitraje en Colombia, soplarán vientos de condenación a nivel nacional, y serán castigados en lo internacional. Recordemos que en este Mundial no habrá un réferi cafetero dirigiendo un compromiso.
Estas son las tres razones por la que Machado es culpable de la crisis arbitral.
Primero: Él cómo integrante de la Comisión Arbitral (instructor técnico) debería trabajar más de manera focalizada en las prácticas y pretemporadas, la ubicación de los árbitros, ya que por eso se están cometiendo muchos errores. Vemos a muchos colegidos desplazarse por el carril central del campo, lo cual es un error porque pierde la visión periférica.
Segundo: Existe un desconocimiento de las reglas del juego, debido seguramente a las pocas capacitaciones de los árbitros. Las pruebas teóricas no son tan exigentes por parte de Machado si esto sucede.
Tercero: No hay criterio a la hora del manejo del VAR, esta herramienta en el fútbol profesional colombiano es lenta. Recordemos que Machado es director técnico del Video Asistente Referí y en esta área goza de poca credibilidad. Lógico para un exárbitro que a nivel internacional solo dirigió ocho partidos (5 en Copa Libertadores y 3 en Copa Sudamericana), lo cual indica su poco desempeño, es decir, no dirigió ningún partido de selecciones.
Desastres tras desastres, pero Imer Machado tiene el escudo protector de sus padrinos Ramón Jesurún y Oscar Julián Ruiz.