El 1 de diciembre de 1993, apostado en un hangar en Miami Guillermo León Acevedo recibió dos toneladas de cocaína de la más alta calidad desde Colombia. El dueño único del cargamento era su socio, Pablo Escobar. En ese momento este hombre nacido en Medellín en 1971 tenía millones de dólares escondidos entre las paredes de su casa en el barrio Laureles pero, a diferencia de los otros capos de la droga, Acevedo llevaba una vida discreta, sin lujos. Guardaba tan bajo perfil que resultaba invisible para la policía con lo cual se ganó el apodo que lo haría famoso: Memo Fantasma.
Un día después de recibir el cargamento se enteró por las noticias que Escobar había sido abaleado en el tejado del barrio San Juan de Medellín. Después del estupor inicial Memo Fantasma se frotó las manos y entendió que nadie le iba a reclamar la mercancía y podía hacer con ella lo que quisiera. A partir de allí, de la venta de esa tonelada de droga, fue que Memo Fantasma se convirtió en uno de los mafiosos más poderosos que había dejado el Cartel de Medellín.
Memo permaneció dos años en Miami y, gracias a su amistad con Don Berna y con los hermanos Castaño, regresó a Colombia sin que le preguntaran mucho por el cargamento que había recibido. Sin embargo Memo Fantasma tenía deudas que tenían que ser pagadas con urgencia. Una de ellas era con Carlos Mario Aguilar, mejor conocido como Rogelio, uno de los hombres más temidos de la Oficina de Envigado. Incluso decidió secuestrarlo para que le pagara su deuda. Lo hizo y no lo mató, al contrario, se hizo íntimo de él hasta el punto de que juntos armaron una sociedad.
Pero Memo Fantasma no se conformó con ser la ficha de los nuevos carteles de la Oficina de Envigado en Miami, sino que montó en 1997 un laboratorio en Yarumal Antioquia, territorio de Carlos Castaño quien lo llamó a rendir cuentas. Con la cola entre las piernas acudió al llamado. Cuando pensaba que tendría el mismo final de todos los capos que osaron desafiar a las AUC, desmembrado, sin cabeza, Acevedo convenció a Carlos Castaño y como había pasado con Rogelio, armó sociedad y de paso entró en el mundo paramilitar: conoció al comandante a quien le torcería su destino, Carlos Mario Jimenez, alias Macaco. Entonces conformaron el Bloque Central Bolivar que llevaron el horror a Antioquia, Caquetá, Bolivar, Cordoba, Putumayo, Nariño,
La misión de ambos era controlar el sur del departamento del Bolivar, garantizar que estuvieran despejadas las trochas para la salida de cocaína. En Medellín, mientras tanto, Memo Fantasma ganaba notoriedad. Logró seducir a una mujer paisa de familia acomodada propietaria de una fábrica de muebles, Catalina Mejia. Su nueva pareja le dio las alas que necesitaba para pulirse, sofisticarse, sin disimular que había nacido en el barro. Cambió de pinta y regresó a su nombre de cuna Guillermo León Acevedo intentando enterrar su pasado de Memo Fantasma- Gracias a su nueva compañía y con un buen respaldo económico, entro al mundo de los negocios legales no solo en Medellin sino en Bogotá donde conoció en 2001 al arquitecto Alvaro Rincón, cabeza de la empresa inmobiliaria Hitos Urbanos, quien tenía además en su pedigrí, ser el esposo de la política conservadora Martha Lucia Ramirez, ministra en varios gobiernos.
El cruce de negocios no tardó y empezó con uno en grande: la construcción de un edificio de oficinas Torre 85 en el norte de Bogotá. El aportó el lote, lo cual le dio derecho a quedarse con 23 unidades dentro de la sociedad, tres oficinas avaluadas en $9.808 millones y 20 garajes por un valor superior a los $1.000 millones. Alvaro Rincon y Guillermo León Acevedo, como lo conocían en Bogotá tenían participación similar en el edificio Torres 85, en el que tuvo también participación que tuvo una buena salida comercial. En el proyecto participó Carlos Gutierrez Robayo, esposo de una hermana de Verónica Alocer, la esposa del presidente electo Gustavo Petro.
Todo parecía ser un rentable negocio inmobiliario hasta que estalló la investigación de Insight Crime, liderada por el periodista norteamericano Jeremy McDermontt, quien trabaja investigaciones desde Medellin. Las revelaciones del trabajo titulado La historia completa de Memo Fantasma pusieron a Acevedo –Memo Fantasma- en la mira de la justicia. Vivía entonces tranquilamente con su familia en un ostentoso casa en Madrid en España en la calle Fernández de la Hoz. La investigación destapó los lazos de Acevedo con clanes narcos de Antioquia, por lo cual la Fiscalia lo acusó por lavado de activos, enriquecimiento ilícito y concierto para delinquir. Memo Fantasma regresó a Bogotá a defenderse y a darle la cara a la investigación periodística. Sin embargo el 28 de junio del 2021 fue detenido cuando salía de uno de sus apartamentos en Bogotá.
El origen de sus recursos, para la justicia en cabeza d ela Fiscalia estaba en el narcotráfico, y el tema repercutió de inmediato sobre su socio Alvaro Rincón. E inevitablemente sobre Martha Lucia Ramírez, recién elegida vicepresidente de Colombia. Ramirez quiso bajar la espuma, saliendo en defensa de su esposo, y con la voz entrecortada insistió una y otra vez en emisoras radiales que no él ni ella tenían idea de los posibles negocios ilícitos de Memo Fantasma quien completa más de un año detenido y está en etapa de juicio. En las tres audiencias su defensor David Espinosa, ha insistido en solicitar, hasta ahora sin éxito, su libertad para defenderse desde su casa. El juicio con el que busca demostrar su inocencia será difícil y largo.
Sin embargo desde que explotó el caso de Memo Fanstas los planes de Martha Lucia Ramírez cambiaron. Evasiva con los medios asumió más un rol técnico sin mayor visibilidad en el gobierno de Iván Duque, incluido un paso a la cancillería en reemplazo de Claudia Blum, sin mayor brillo. Cuando todos los reflectores políticos apuntaban a que sería una segura candidata del Partido conservador para aspirar a la presidencia de este 2022, Martha Lucia Ramirez prefirió hacerse a un lado y anunciar un paréntesis para ejercer un rol que dice siempre haber aplazado: el de ser abuela. Pero lo cierto es que nunca en su carrera política, sometida siempre al escrutinio público, se le ha visto a Martha Lucia Ramirez tan incómoda y molesta, como cuando le tocan el tema de Memo Fantasma y el edificio Torre 85, un éxito empresarial que se le convirtió en su pesadilla.