"Vivir sabroso", la fórmula del gobierno entrante que promete dignidad y paz

"Vivir sabroso", la fórmula del gobierno entrante que promete dignidad y paz

Petro propone reformas en el marco legal vigente, no es de extrañar que junte fuerzas políticas vigentes y pretenda abarcar sus políticas en el Acuerdo Nacional

Por: José Daniel Saade Figueroa
julio 14, 2022
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Fotos: Leonel Cordero/Canva

El Primer Plan Nacional de Desarrollo del Primer Gobierno de Izquierda en Colombia: entre la reconfiguración del poder y el vivir sabroso

El gobierno electo ha logrado unir entorno suyo a gran parte de las fuerzas políticas quedando en clara oposición solamente el partido del expresidente Álvaro Uribe, el Centro Democrático. Una oposición que de momento no ha hecho más que continuar empleando en contra de la formula ganadora los fantasmas y temores al comunismo y la expansión de la Republica Bolivariana de Venezuela.

La aparente configuración de mayorías parlamentarias avizora una alta gobernabilidad para la formula Petro-Márquez, pero también genera confusiones y críticas dentro de la coalición de gobierno como fuera de esta: la principal es el gatopardismo, que todo cambié para que todo siga igual.

El llamado a un gran acuerdo nacional ha sido recurrente en la narrativa de Petro, quien contrario a los espantapájaros contra él usados, esta lejos de modelos políticos e ideológicos “comunistas” “marxistas” o más ramplonamente llamados “castrochavistas”.

La de Petro es más una izquierda socialdemócrata entre la segunda y tercera generación de dicha familia, es decir la que tuvo por modelo político al Estado de Bienestar cuyo anclaje no era el socialismo marxista sino el capitalismo de Estado y la llamada tercera vía del laborismo ingles, por tanto, su apuesta no está salida del dominio de las finanzas y todo el paquete de la etapa actual del capitalismo.

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La coalición del Pacto Histórico es en la terminología del filósofo español Gustavo Bueno una izquierda indefinida, ello quiere decir que no tiene un proyecto claro de Estado, sociedad o económico.

Lo anterior se constata en que en ningún momento Petro y Márquez plantearon la necesidad de una nueva constitución o un tipo de Estado diferente al contenido bajo la fórmula de Estado Social de Derecho de la Constitución de 1991, carta que tiene una antinomia fundante entre su aspecto dogmático y estructural.

La parte dogmática es garantista y parece invocar un modelo de Estado de Bienestar, sin embargo, la parte estructural es neoliberal y en varios casos ha entrado en tensión con la prestación de derechos consignados en la primera parte.

La anterior mención a la teoría política permite rastrear el actuar reciente del gobierno electo. Petro propone reformas en el marco legal y sistémico vigente, por eso no es de extrañar que junte a las fuerzas políticas vigentes. Lo que sí ha de llamar la atención es el grado de injerencia que estas fuerzas tendrán.

El gran acuerdo nacional que hoy tiene a partidos tradicionales buscando ser gobierno se vera realmente en el Plan Nacional de Desarrollo (PND) en él se vera que tanto de sus agendas serán vigentes, sí los acuerdos serán burocráticos o sí los temores y críticas gatopardistas efectivamente se configurarán.

La otra cara de formula electa es la vicepresidenta Francia Márquez quien contrario a Petro no es propiamente una socialdemócrata. El relato político de Francia se condensó en el llamado “vivir sabroso” una apuesta alternativa con tintes más sistémicos, donde bebiendo de los campos feministas, decoloniales y corrientes anticapitalistas en un sentido más cercano a las comunidades ancestrales, se buscan alteraciones al modelo político y económico vigente.

La forma actual del capitalismo se ha concretado en el neoliberalismo, apuesta que no ha muerto y pese a varias críticas, a la crisis de 2008 y a los gobiernos de izquierda ha encontrado válvulas de escape, al buen decir del politólogo Collin Crouch en su texto “La extraña no muerte del neoliberalismo”.

El proyecto neoliberal no ha dejado la región ni siquiera en los llamados gobiernos de izquierda, los cuales realizaron ajustes en materia de política social, pero no rompieron con el manejo macroeconómico y tampoco estimularon la diversificación de sus aparatos productivos.

Lo anterior hace recordar las críticas a los proyectos socialdemócratas desde la óptica de la teoría del Estado. Siguiendo a Bob Jessop, el Estado capitalista ha sido capaz de revestirse de la crítica social consecuencia misma de la aplicación del modelo neoliberal. En parte pues el Estado capitalista contemporáneo ha complejizado la clásica maquina de dominación de la burguesía o junta de directiva del capital, siendo hoy también una muestra de tensiones y equilibrios entre las clases y sectores sociales.

El actual modelo económico garantiza su perdurabilidad al cerrar dentro de sí mismo cualquier posibilidad de cambio político a través de sus mismas instituciones contempladas. El capitalismo ha sido experto en adaptar las luchas sociales para su propio beneficio y dar la impresión de que estas están siendo escuchadas, y tienen la posibilidad de conseguir transformaciones políticas a través de la socialdemocracia, cuando en realidad son una misma estrategia política fraguada para evitar que se ponga en cuestión el entero funcionamiento del sistema.

El PND del primer gobierno de la izquierda en Colombia será la primera tensión entre las aspiraciones de cambio estructural, la ruta para realizarlos en algún futuro o simplemente un maquillaje para la reproducción y perdurabilidad del dominio de clase en Colombia. Las izquierdas y movimientos sociales dentro y fuera del gobierno deben tomar un posición vigilante y crítica.

Marx y Engels llamaban a que los revolucionarios debían juntarse y apoyar todo proyecto que se oponga al sistema de dominación vigente, pero a su vez y la historia de sus seguidores ha sido la crítica radical a todo proyecto político cuyo horizonte no sea poscapitalista.

En el caso colombiano acertó el presidente electo al decir que desde una perspectiva de izquierda se debe propender por el desarrollo de las fuerzas productivas, razón por la cual su gobierno desarrollara el capitalismo.

Las apuestas de la formula Petro-Márquez que se opongan el neoliberalismo, desarrollen el capitalismo nacional, sean antiimperialistas. Sean antipatriarcales, sean antirracistas y en general todo lo que ayude a ampliar el bienestar de la población deberían ser apoyadas por la izquierda, los movimientos sociales y ojalá gran parte de la población. Lo que no este en dicho camino merece la crítica radical y la denuncia de los actores enunciados anteriormente.

El primer gobierno de la izquierda en Colombia será un gobierno en disputa, la conformación del gabinete da pistas de los acuerdos y las líneas del nuevo gobierno, pero el primer asalto definitivo será el PND.  La hoja de ruta para los próximos cuatro años que denotará sí en efecto el 19 de junio de 2022 ganó el cambio y la idea de vivir sabroso o simplemente se reconfiguró el poder con un envolvimiento distinto a fin de no alterarse la estructura de desigualdad y atraso por lustros sostenida y reproducida por sus predecesores.

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