Desde hace tres años aproximadamente me transporto en bici por la ciudad y ello lo hago en atención a los problemas de movilidad, porque estoy comprometida con la reducción de CO2 aunque resulte perjudicial a mi salud y porque creo que es mejor para mi salud mental.
Sin embargo este último mes he sido víctima de 2 robos de bicicleta, en el primer caso sin que mediara un acto de violencia, en el segundo, me sentí profundamente violentada ya que entre 6 y 8 hombres me cerraron el paso por la vía por la que transitaba (Calle 13 abajo de la caracas, 9:00 p.m.), me bajaron violentamente de la bici y una vez en el suelo procedieron a robarme además de la bici, el canguro en el que solía guardar mis papeles y un par de cosas más. Cuando intenté levantarme nuevamente mi pierna derecha se dobló, nadie me ayudó en ese sitio, tuve que subir una cuadra a saltos pidiendo auxilio hasta que una familia me ayudó a tomar taxi.
Hace menos de un mes, otra bici me fue robada, la dejaba pegada a cualquier poste y así fue durante 3 años. Ese día en medio de un gran despliegue policial mi bici fue hurtada, en un intento por recuperarla empecé a averiguar con miembros de la policía en qué lugar creían ellos que podía encontrar mi bicicleta. Las respuestas y mis propias indagaciones me dejaron muy preocupada: Los agentes de la policía aunque dan respuestas diferentes, conocen los sitios donde funcionan mercados de "segunda" de bicis, incluso alguno me sugirió que fuera a la zona del Bronx, si la encontraba, llamara al policía del cuadrante para que me acompañara a ¡recuperarla!, otro más me dijo que seguramente en el parque tercer milenio la encontraría el fin de semana y uno más me dijo que probablemente la encontraría en el mercado de las pulgas del centro. Lo que está claro es que la Policía conoce en dónde funcionan estos mercados y no los desmantela y ello quizá sea porque partiendo de la presunción de inocencia y buena fe, es difícil probar que son robadas. Aún así me parece improcedente que como ciudadana deba ir yo a buscar la bici en una zona no muy tranquila y ello en atención a que como contribuyente pago mis impuestos para que esto lo haga la policía
El segundo resultado interesante de mi pesquisa es que me refirieron dos lugares más (esta vez no lo hizo la policía), el centro comercial La Capuchina y la Feria del Cachivache, ambos son sitios administrados al parecer por el Instituto para la Economía Solidaria IPES, antiguo Fondo de Ventas Populares, en el distrito es la institución que está al frente del tema de vendedores ambulantes. En la entrada de estos dos sitios consta en un aviso que eso es manejado por el IPES, así que...¿venden allí bicis robadas? y el ¿distrito no lo sabe? La vida de muchas personas pueden estar en riesgo a juzgar por el hecho de que cada vez somos más los que le apostamos a movernos en contra de todos los peligros, en bici por la ciudad y eso aunque sea señal para muchos de pobreza (no tenemos para comprar carro o para pagar el pasaje) debo decir que es una apuesta por proveerles a los bogotanos un mejor ambiente y mejor movilidad.
Claramente la Policía Metropolitana de Bogotá debería responder pues normalmente hay por allí un CAI móvil, en todo una calle la luz es ineficiente y lo que es más preocupante, los agentes de policía saben en dónde funcionan los mercados ilegales de la ciudad. El IDRD deberá pronunciarse ya que con los problemas de movilidad que hay en Bogotá, me parece que le corresponde fomentar cada vez más esta forma de transporte, en estrecha colaboración con las demás entidades encargadas del tema de seguridad, movilidad y ambiente.
Por supuesto el IPES deberá responder, por qué en dos puntos de la ciudad, administrados por ellos, se venden artículos posiblemente robados.
Una última observación. Si las instituciones actúan para lo que fueron creadas, la justicia por las propias manos no tiene cabida. En un tema tan sensible como el de seguridad ciudadana es fácil y las tendencias así lo indican, la gente contrata cada vez más servicios privados de seguridad o acude a la justicia por las propias manos y es que no es fácil para las familias ver que un ser querido llega a su casa mal herido o no llega. Yo siempre he sido defensora del enfoque preventivo no del punitivo y mucho menos de las vías de hecho, pero en Bogotá las tasas de violencia por intolerancia siguen creciendo sin que ello nos invite a la acción creativa respetuosa de los derechos humanos y a la reflexión.
¿Debería el distrito responder por las afectaciones físicas y morales que me fueron causadas? la pregunta tiene dos respuestas: Sí , si en una sociedad consciente de lo público viviéramos y no porque estamos en Colombia y aquí tres comentarios me han hecho: usted dio papaya, qué hacía a esa hora (9:00 p.m.) en la calle y por qué como mujer me atrevo a usar la bici para transitar a esas horas por esos sitios. En cualquier caso la responsabilidad es mía y sólo mía, como en los casos de violación, no?