No sabemos cómo fue hacer campaña en esos departamentos y ciudades, en donde Petro ganó holgadamente, pero queremos hacer un recuento de las cosas que pasaron en Antioquia, desde las elecciones del 2018 a estas del 2022: nos escupieron, insultaron, amenazaron, nos rompían la publicidad en la cara, nos hacían la forma de pistola con la mano y simulaban disparar, desde los vehículos nos gritaban que solo atropellaban petristas, matoneo por redes, malas caras, nos lanzaban agua, huevos desde los edificios, señales obscenas por doquier, no nos arrendaban locales para las casas Petro, taras para trámites, persecución de las entidades y autoridades de los municipios.
Todo lo anterior, cada vez que salíamos a las calles, cada que publicábamos algo, cada que necesitábamos instalar un elemento de campaña o hacer la labor de testigos.
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Realizamos colectas entre nosotros para los eventos: estampatones, carnavales y para la alimentación de los testigos electorales y demás voluntarios, que no eran fáciles de conseguir, no por falta de creencia en esta causa, sino por el temor bien fundado, de ser rechazados o hasta golpeados, no solo el rechazo de las calles, sino el de su entorno; compañeros de trabajo, jefes, clientes, amigos y familia.
Hoy que nos están aislando en colores, en resultados, en representación, quiero rendir un homenaje a la heroica votación en este departamento, a cada uno de los Comité Petro Presidente de los municipios de Antioquia, un aplauso. El costo de cada voto, el esfuerzo de cada voto, fue enorme.
Si el “estado de opinión”, el estado plataforma que se va imponiendo sobre la democracia, no nos favorece para ser gobierno dentro del gobierno que luchamos, vamos con la frente en alto por estos caminos montañosos, y parafraseando a Foucault: si está dado que lo único que podemos aspirar como masa empobrecida que lucha, es al alimento, pero no a ser poder, esa Antioquia que le arrebató casi un millón de votos al uribismo, y de los cuales, hoy todos quieren llevarse el crédito, estará aquí presta para escuchar a quienes nos hablen de justicia social, de igualdad, y de un país en paz.
Recibimos una dosis triple de un país enajenado y polarizado, pero aquí estamos, esperando el llamado para la lucha por un futuro mejor.