Los procesos políticos y sociales que viven Honduras y Colombia, tienen sus semejanzas.
En Honduras las elecciones que se celebraron el 28 de noviembre de 2021, dieron como ganadora a la presidenta Xiomara Castro, de izquierda, quien llegó al al gobierno luego de una Coalición de su partido Libres con el partido liberal.
En Colombia, en la segunda vuelta, ganaron el presidente electo Gustavo Petro y Francia Márquez, luego también de un acuerdo con sectores del centro, liberalismo y hasta del partido Conservador.
También en Honduras al expresidente José Orlando Hernández, del derechista Partido Nacional derrotado por la presidenta Xiomara, lo vinculaban con el narcotráfico, hasta que Estado Unidos lo pidió en extradición.
Los hechos se precipitaron en la convulsionada Honduras: el 27 de enero fue la posesión de la presidenta, el 15 de febrero la detención con fines de extradición del saliente presidente y el 21 de abril fue extraditado al Estado de Nueva York donde la Corte lo procesa por enviar cocaína a ese país.
En Colombia, como se sabe, tenemos al expresidente Uribe, enredado con la justicia en el proceso que debería entrar a la fase de acusación, por Soborno a Testigos y Fraude Procesal, proceso que sintetiza en buena parte el trasfondo de sus posibles vínculos con grupos paramilitares y parapolíticos, que como se sabe, se han financiado con dineros del narcotráfico.
El columnista del diario estadounidense The New York Times, Nicholas Casey revelaba el 25 de mayo de 2018, el contenido de cables diplomáticos desclasificados por el Departamento de Estado donde el expresidente Uribe fue acusado de tener vínculos con narcotraficantes.
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También, como se ha informado recurrentemente, Uribe figura en el reporte norteamericano de inteligencia número 82 de 1991, donde la inteligencia estadounidense lo vincula con el narcotraficante colombiano Pablo Escobar Gaviria.
También en Colombia, testigos han hablado de la posible relación del expresidente con estructuras narco paramilitares tanto en los tribunales surgidos a partir de la ley de “Justicia y Paz” y, mas recientemente, en el marco de la Jurisdicción Especial para la Paz, fruto del acuerdo de paz de Gobierno con las FARC-EP.
Cabe destacar la extradición a los Estados Unidos del General colombiano Mauricio Santoyo, quien fuera jefe de seguridad de la primera presidencia de Uribe, siendo luego extraditado por tráfico de cocina a los Estados Unidos, donde contó tantas cosas, que hizo méritos para que la justicia estadounidense le permitiera volver a Colombia con las culpas expiadas tras colaborar con las autoridades de los EEUU, lo que hace suponer que dijo todo lo que sabía de su jefe inmediato en la Presidencia de la República.
Así lo comentó su abogado: “en el acuerdo con la justicia estadounidense, Santoyo se comprometió a suministrar todos los documentos, grabaciones o información sobre las actividades criminales de su círculo cercano”.
Muchas veces dijo el expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, que todo era persecución de sus enemigos políticos. El expresidente Uribe ha dicho casi lo mismo y cuando conoció el reconocimiento de responsabilidad de Santoyo, su más alto y cercano encargado de seguridad, manifestó que el general había defraudado su confianza y que desconocía sus andanzas.
Esta amenaza de una posible extradición del expresidente pesa tanto que en una entrevista para la revista Semana, su directora Vicky Dávila preguntó, cuando trascurría ya una hora de entrevista, al entonces candidato Petro, aclarando que algunas personas querían saberlo, "¿qué pasaría con el expresidente Uribe si llegara usted al gobierno? y ¿Cuál sería la garantía para el expresidente Álvaro Uribe si usted es el presidente de Colombia?"
Respondió el entonces candidato Petro, primero, con una metáfora y luego trajo el caso del la extradición del expresidente hondureño: si a un tigre no se le deja salida salta sobre quienes lo acorralan, salta sobre la sociedad, a Uribe, dijo, hay que dejarle una salida.
Añadió que no lo extraditaría, como sí ocurrió con el expresidente hondureño, porque "no se correspondía con la dignidad de un presidente extraditar a otro presidente".
Luego de su elección como presidente, en entrevista con la revista Cambio, cuando se le pregunta por la extradición, respondió que propondrá a Estados Unidos un acuerdo en el que se permita no extraditar a quienes se comprometan en “procesos de desmantelamiento pacífico del narcotráfico” y que operaría sólo si no se consigue ese acuerdo.
En Honduras, el narcotráfico del que es acusado el extraditado presidente Hernández en una corte del Estado de Nueva York, está saltando sobre la sociedad poniendo en aprietos la gobernabilidad de la presidenta Xiomara.
Como alertan diversas organizaciones nacionales e internacionales como el Sicsal, Oscar Romero y la Alianza Global Convida20 "En municipios del departamento de Choluteca, que hasta finales del año pasado se caracterizaban por su tranquilidad, empezaron a hacer presencia bandas armadas y del narcotráfico que asaltan maestros y maestras, ingresan a las viviendas, amordazan y golpean a las familias, asaltan cantinas y pulperías, hurtan bienes, como vehículos y otros, disparan contra quienes consideren, provocando daños irreparables a la vida e integridad de las personas, extorsionan usando a menores de edad, cometen abusos sexuales.
Operan con el rostro cubierto, provienen de distintos lugares del país, pero también han involucrado a niños y jóvenes de la región... Diversas organizaciones y miembros de las comunidades interpretan este crecimiento de la delincuencia en el departamento, como una reacción de sectores de la criminalidad y el narcotráfico en contra del triunfo de la presidenta Castro y que tiene como caldo de cultivo la pobreza que ha convertido a Honduras en el segundo país más empobrecido de América y el Caribe, después de Haití, donde, como lo dijo la propia presidenta en su discurso de posesión, la pobreza se incrementó en un 74%."
En Colombia el salto contra la sociedad, podríamos decir que no para, pero antes de que se agudice, lo que ha hecho el presidente Petro es tender una mano para construir un Acuerdo Nacional, para el que va a hablar con el expresidente Uribe, quien aceptó la invitación.
Por su parte el Senador Iván Cepeda quien es una de las víctimas en el proceso judicial contra Uribe que ha llegado más lejos en la justicia colombiana, ha dicho que “el diálogo es el único camino para encontrar soluciones”.
La llamada del presidente de Estados Unidos Joe Biden apenas dos días después del triunfo para felicitarlo y acordar la agenda binacional en la que incluye el medio ambiente, el cumplimiento del acuerdo de paz y el tema del narcotráfico, da dientes al presidente Petro para encarar al “tigre” dejándole una puerta de salida.
Honduras sigue siendo un espejo en el que se debe ver Colombia y ante la crisis que está provocando el narcotráfico en las regiones, obliga a acoger el llamado que el presidente Petro hiciera en su discurso tras el triunfo en las elecciones de vernos los colombianos como América Latina, pues la suerte del continente, sobre todo en temas como la narco política, es nuestra suerte continental. En todo caso la reconciliación en Colombia es un difícil desafío.
