A las 7:30 de la noche el Movistar Arena explotó en un solo grito. Una de las presentadoras apostadas en el lugar anunció que había llegado Francia Márquez. La primera vicepresidenta negra, nacida en una de las regiones más apartadas del país, se caminaba lento. La gente, literalmente, no la dejaba mover. Llegó acompañada de su familia y su tutor intelectual Carlos Rosero. A sus 38 años no abandona a su tótem, su mamá, Gloria Maria Mina Lopez quien permanecía adusta, con el ceño fruncido, sin mostrar ninguna emoción en su cara. Como si el estar frente a 10 mil personas aclamando el nombre de su hija fuera un paso absolutamente normal en el plan que se había trazado desde sus primeros años en La Toma, municipio de Suarez Cauca, donde inculcó a los cinco hijos que tuvo, sobre todo a Francia, la necesidad de luchar por lo que se cree.
A la niña no siempre le interesó la política. Doña Gloria Maria recuerda que le gusta el baile, sobre todo el Mapalé. A los seis años ya formaba parte de Tambores de Salvajinas en Suarez. Una profesora los adentraba en los secretos del currulao, la cumbia. Eran tan buenas bailarinas que incluso viajaron a un festival de música en Ecuador. Las niñas no ganaron pero Francia pudo cruzar por primera vez las frontera nacional.
Fue en el Proceso de Comunidades Negras, el PCN, en el que su mamá junto con Carlos Rosero fueron líderes, donde Francia, entonces con quince años, conoció de las lucha popular. Asisitó a las primeras reuniones para salvar el Rio Ovejas del megaproyecto de la represa La Salvajina que amenazaba con acabar el territorio ancestral del lugar donde habían nacido. La propia Gloria María le enseñó a su hija que los ríos son dioses que riegan de vida todo lo que tocan, y a los dioses hay que adorarlos. Participó al principio de esas reuniones como si fuera un juego. Le gustaba la actividad que hacían los grafiteros callejeros dentro de la organización que, además, le permitía ir a otras regiones del Pacífico como Buenaventura. En los talleres siempre había un espacio para tocar la marimba, para jugar a actuar, para vivir sabroso.
Pero nada fue fácil para Francia. Nada. A los 9 años su mamá le confesó que no tenía como pagarle los estudios, que para continuarlos tenía que ir a juntar pepitas de oro a las minas que circundaban La Toma. Desde pequeña se llenó las uñas de mugre, se dobló la espalda cargando implementos como el almocafre o la pala; era duro, pero era lo único con lo que podía terminar la primaria y continuar con el bachillerato hasta llegar a noveno.
Tenía quince años cuando conoció a un hombre de Medellin que trabajaba en las minas. Le llevaba veinte años. Se enamoró. Le dio todo. Ella no sabía nada de su cuerpo, asi que supo de su embarazo cunado lo reveló su cuerpo y cuando se lo contó al enamorado, este desapareció.
Le tocó seguir trabajando en la mina cargando la pesada barriga. Un domingo que tuvieron que lavar el mineral sintió dolores en la cintura y se precipitó el parto. Su mamá, que era partera, la ayudó con su primogénita, la que ahora vive en Estados Unidos. A los ocho días ya estaba de nuevo agachada en el rio, recogiendo pepitas de oro.
Terminó el colegio en Puerto Tejada, y luego le tocó regresar a la Toma y enfrentarse a la empresa que quería convertir la Salvajina en una represa para producir energía y convertirla en un proyecto de generación de energía para el Cauca y el Valle del Cauca y Francia, acompañada de su mamá, se enfrentó para intentar evitar los desplazamientos masivos que se dieron. La lucha de perdió pero nació uno de los movimientos sociales más fuertes, el Proceso de comunidades negras, que estuvo a la base de la candidatura presidencial de Francia Márquez en la consulta del Pacto Histórico en la que obtuvo más de 900 mil votos que le dieron su cupo a la vicepresidencia de Gustavo Petro.
El Proceso de Comunidades Negras ha estado presente en las luchas por las tierras ocupadas ancestralmente por los negros en litorales y orillas de los ríos y Francia Márquez es la voz de todos en el escenario nacional. De allí la arrasadora votación de la fórmula Petro-Francia en los cuatro departamentos del Pacifico con gran concentración de población negra. En Chocó lograron un 81.94%, en el Cauca 79.02%, en Nariño 80.91% y en el Valle del Cauca 63.85%.
Este 19 de junio no era la primera vez que doña Gloria María se sentía orgullosa de ella. Hace cuatro años, el 28 de junio del 2018 vio, esa vez si entre lágrimas, como le entregaban a su hija el premio Goldman, que es considerado el Nobel Ambiental, en San Francisco California, por haber detenido la contaminación de mercurio que la minería ilegal dejaba en su rio. Para impedirlo organizó a ochenta mujeres de su pueblo quienes llegaron a pie a Bogotá después de diez días de camino y recorrer 510 kilómetros para decirles en la cara al gobierno de Juan Manuel Santos que ellas iban a ser un hueso duro de roer. Con sus turbantes se hicieron escuchar en las calles de Bogotá y finalmente ganaron.
Gloria, firme e imponente como un árbol centenario, parecía en el lugar que le correspondía esa noche, en el lugar que se merecía despupes de cuatro décadas de lucha y que la ovación de las 10 mil personas era más que merecida. No lloró, ni se le movió un músculo. Como una esfinge para quien el lugar que ocupaba Francia, la vicepresidente de los colombianos, era apenas natural.