Resulta casi inaudito y sorprendente que todavía en pleno 2022 siglo XXI existan candidatos que sigan manejando un discurso machista, tratando de posicionar a través de palabras y frases sin fundamento que el lugar de la mujer en la política es detrás del esposo o más atrevido aún salir a decir que el lugar de las mujeres es en la casa.
Qué gran error cometen estos candidatos al no comprender y al parecer mucho menos querer interesarse en el cambio de rol que ha traído el feminismo para las mujeres desde hace años.
Y es que en el caso de Latinoamérica muchas mujeres se han lanzado al mundo machista y misógino de la política en la carrera a la presidencia y cargos de elección popular y lentamente gracias a los esfuerzos en conjunto se ha dejado atrás el estereotipo de la vida “deseada” que debe llevar una mujer.
Las mujeres, a pesar de las muchas barreras que tienen para acceder a diferentes cargos en la esfera pública, han tenido grandes logros. En Colombia se destaca el voto femenino, aprobado en 1954 y ejercido en el plebiscito de 1957 que aprobó el pacto del Frente Nacional.
Pero esto solo fue el inicio, aunque la participación en política de las mujeres en el país no ha sido mucha hasta el momento, según el Informe de Participación Política de las Mujeres a la Presidencia de la República, realizado por el Observatorio de Género de la Misión de Observación Electoral, desde la aprobación del voto femenino nueve mujeres han sido candidatas a la presidencia y trece mujeres han sido formulas vicepresidenciales, una tendencia que se ha hecho frecuente desde 2018 y este año vuelve a repetirse.
Y esto es solo una muestra del avance en cuanto a participación política que han tenido las mujeres en el país, por otro lado, del total de 39.002.239 de personas habilitadas en Colombia para votar, 20.111.908 son mujeres lo que representa un poco más del 51%.
La deuda histórica que tiene el estado con el tema de género es muy amplia, en temas como el acceso a la educación, al trabajo, las brechas salariales, la violencia ejercida sobre esta población por el simple hecho de ser mujeres, la planeación de planes de educación sexual adecuados, el acceso rápido y fácil a métodos anticonceptivos, el embarazo adolescente… solo por mencionar algunos debe ser un tema principal que deberá atender el próximo mandatario.
Y si, la realidad en el país ha cambiado, ya no basta con decidir cuál debe ser el lugar de las mujeres en la sociedad, es momento de dejar de hacerse el de los oídos sordos y empezar a actuar.