Siempre me dicen que soy un pisciano soñador y la mayoría de la gente se imagina un tipo despistado que vive soñando cosas lindas que no se cumplen, ya sea por uno mismo o por ser irrealizables.
Sin embargo, y sin apartarme de ese mote de soñador, que lo reconozco como parte de mi personalidad, debo decir que no todo sueño es lindo sino que un pisciano también puede tener pesadillas que trastornan.
Dejo a criterio del lector al final de este artículo, decidir si se trata de un sueño o una pesadilla.
Estamos en el día 7 de agosto de 2022, día en que asume el nuevo presidente electo en este bendito país del Sagrado Corazón.
Y es así que imagino al soberano en su primer acto de gobierno, decretando el Estado de Conmoción Interior y a continuación y por decreto, autoproclamando la monarquía en Colombia con su nuevo rey, Rodolfo I de Piedecuesta.
A continuación, los festejos dentro del palacio, donde luego de sonar las trompetas, se instala la corte, ubicada en círculos concéntricos alrededor del monarca.
A su derecha, el recién nacionalizado en el nuevo reino Ángel Becassino, Marqués de Buenos Aires.
En el escalón siguiente aparecen los consejeros en diferentes áreas: en deportes el Conde de Cómbita, Nairo Quintana; en hacienda el Duque de Rosales, Juan Carlos Echeverry; en infraestructura, la Duquesa Socorro de Bucaramanga; en agricultura Fico, señor de Antioquia; en trabajo, Carlos Amaya, Duque de Boyacá y Casanare.
El resto de los cortesanos serán nombrados a medida que el monarca “vaya viendo” como se desarrollan los acontecimientos. Inmediatamente y luego de revisar sus hojas de vida contrata e impone con su cetro real de varilla de 8” a los hermanos Galán, bufones profesionales quienes junto al arlequín salta partidos Robledo se encargará de divertir y hacer reír a la corte.
Por allá atrás y disimulado entre los cortinados y tapices se observa como una sombra furtiva tal cual Maquiavelo, al verdadero sacerdote y consejero principal de Rodolfo I, el tan experimentado Álvaro, Señor del Ubérrimo, Marqués de Córdoba, Sucre y Bolívar, Duque de Los Andes y Comandante General de todas la fuerzas del reino.
Por recomendación de éste, el tercer decreto de Rodolfo I es emitido y publicado inmediatamente por RCN, la nueva emisora oficial, donde el monarca da cumplimiento a su gran promesa de campaña.
Es decir da un plazo perentorio de 15 minutos para que las ratas desalojen el edificio del Congreso y a los inservibles funcionarios judiciales les da un poco más, media hora para desaparecer, teniendo en cuenta la lentitud con que llevan a cabo los procesos.
Amaneciendo el lunes 8, el populacho reunido en la plaza mayor del reino, antes plaza de Bolívar, cantan y bailan al son de una guabina mientras dan vítores al nuevo rey, Rodolfo I de Piedecuesta.
Fue en ese momento que me desperté desconcertado, incapaz de reaccionar ante lo que entiendo fue o una pesadilla o un sueño. En manos de cada uno de ustedes está la respuesta.