El ser humano vive en continua contradicción a consecuencia de sus propios intereses. Si bien una de ellas está marcada por sus ambiciones personales y la consolidación de una estabilidad afectiva y familiar; no menos importante es el cumulo de contradicciones que se presenta en el sistema capitalista el cual domina los vínculos sociales actuales y ha producido crisis económicas mundiales. La relación de capital – trabajo; el tener o no tener riqueza; la forma de adquisición de activos [educación, vivienda, salud, etc.] dónde lo emotivo y lo sentimental es desplazado por lo comercial representan algunas de estas discordancias. Las inversiones, el intercambio de mercancías y la acumulación de capital resultan en gran medida más importante que la construcción de una ciudadanía con justicia social que propenda por la equitativa redistribución del ingreso para satisfacer las necesidades que realmente requiere la población.
Ineluctablemente la excesiva acumulación de capitales por parte de un minoritario grupo de individuos, ha propiciado la dominación de la economía, la política y las personas; capaz de establecer las grandes desigualdades que afectan a la mayoría de los pueblos, institucionalizar la pobreza [ingreso básico para este sector poblacional], y mantener las diferencias de clases. El esquema está diseñado para beneficiar al 1% de la población mundial.
No obstante, a pesar de que el incontrolable capitalismo ha creado crisis en el contexto económico, financiero, político y social mundial, el sistema logra reciclarse y sostenerse debido a que las crisis no detienen la acumulación de capital [en muchas de ellas surgen nuevos capitalistas], los inversionistas logran disponer de la totalidad de los suministros de trabajo y la ideología del consumismo se afianza en la mayoría de las sociedades. Las élites económicas que capturan la política, la corrupción gubernamental y la violencia suman condiciones para que se perpetúe las diferencias entre pobres y ricos. Aunado a lo anterior, actualmente el capitalismo se muestra como el potenciador de obras sociales con miras a justificar el irresponsable uso de los recursos naturales y el deterioro del medio ambiente.
Una ostensible paradoja del capitalismo, que procura el aumento del capital, sobre la base de destruir la naturaleza de todo ser vivo: eso incluye animales, plantas y la humanidad. Un sistema económico y social hipócrita que pretende compensar el daño causado con las migajas que ofrece a la colectividad.
Con base a lo anterior, es pertinente introducir cambios estructurales en las políticas económicas que controlen la acumulación de capital y la concentración de la riqueza, buscar nuevas alternativas de comercialización de mercancías, contrarrestar las nuevas formas de explotación [acumulación por desposesión] y fomentar en los gobiernos valores para invertir el capital en la satisfacción de necesidades prioritarias que permitan a las comunidades vivir dignamente y utilizar esa representación del valor social [dinero] para generar equidad social. Es inaplazable estructurar un sistema responsable, justo y humano.