Evitar que un venezolano no se mire en el espejo de la experiencia nacional de los últimos 20 años es una tarea casi imposible.
Y es entendible que así sea porque no existe familia que no tenga a uno o dos de los suyos fuera del país o padeciendo las consecuencias de la crisis humanitaria y económica que tiende a profundizar.
El trauma de nuestra experiencia nacional los hace reaccionar por acto reflejo ante cualquier circunstancia de la vida de los países que los acogen.
Eso es una pésima reacción que ha sido estimulada desde las redes sociales y por personas interesadas en usar la ignorancia para sus propios fines políticos.
La falsa división derecha buena, izquierda mala es un atropello a la razón que ha sido derrotada por la historia de la humanidad.
Es una humillación para Felipe González, Fernando Henrique Cardoso, Ricardo Lagos, Michelle Bachelet, Clinton, Barack Obama, entre otros dirigentes, entre los cuales destaca Angela Merkel, una Demócrata Cristiana que cuando tomaba el micrófono hablaban las políticas defendidas por la izquierda democrática y los movimientos verdes. Por eso es reconocida como una gran estadista por los alemanes y por el mundo.
¿Derecha honesta, izquierda corrupta? Ya sabemos que eso no es así. También sabemos que vivimos en un mundo desigual, tremendamente injusto y perverso y que mientras eso exista hay que insistir en barrer o eliminar las inequidades o las injusticias.
Esa ya no es una causa de izquierda o derechas, es una causa de todos los seres humanos que queremos alcanzar justicia social, en paz, libertad y democracia.
Casi todas las decisiones de Naciones Unidas en materia alimentaria, salud, niñez, diversidad de género y muy especialmente en protección del medio ambiente, entre otras, apuntan en esa dirección.
Finalmente me permito hacer una observación. Fui militante de un movimiento político fundado por antiguos exguerrilleros, provenientes del partido comunista, que terminaron convirtiéndose en pilares de la democracia venezolana y murieron defendiendo la libertad.
Me siento orgulloso de haber sido formado por Teodoro Petkoff y Pompeyo Márquez, dos de mis cuatro referentes políticos más queridos.
Dos grandes venezolanos intachables. No voy a comparar a Teodoro y a Pompeyo con otros dirigentes políticos que tuvieron pasado guerrillero, lo que sí diré es que la lista de ex guerrilleros colombianos que abrazaron la lucha democrática no se reduce a Gustavo Petro pero es el único contra el que se dirigen las baterías de la oposición venezolana.
Angelino Garzón, un ex M19 fue embajador, ministro y vicepresidente de Colombia durante la gestión de Juan Manuel Santos.
La lista de ex M19 y ex EPL que llegaron al poder es bastante larga pero parece que se nos olvida que fueron guerrilleros porque fueron cooptados por Álvaro Uribe, Cesar Gaviria y Juan Manuel Santos para sus proyectos políticos y personales.
Vale decir: los ex guerrilleros, al servicio de la clase política gobernante en Colombia, son demócratas, los que insisten en combatirla a punta de votos y propuestas siguen siendo guerrilleros ¿Somos o no somos demócratas?
Colombia votó por el cambio. Solo queda esperar a saber quién será su nuevo presidente. La decisión está en manos de un electorado polarizado. Los venezolanos no debemos contribuir con la polarización sino con la comprensión del momento histórico que vive Colombia y la necesidad de impulsar un cambio que cumpla con las enormes expectativas del pueblo colombiano.