Johnny Deep ha tenido dos maestros en su vida, Keith Richards, guitarrista líder de los Rolling Stones y el periodista Hunter Thompson. Ambos tienen en común además de ser íconos de la contracultura: son profundamente drogadictos. Famosa es la dieta del creador de Pánico y locura en Las Vegas, de despertarse con una raya de cocaína y un shot de whisky. Con Richards compartían la aguja hipodérmica. Keith era el rock and roll puro y duro que a veces tocaban en bares. Les encantaba la heroína.
La primera vez que Johnny Deep probó la droga fue por culpa de su mamá. La primera vez que las probó fue cuando su mamá lo puso a buscar una pastilla para los nervios, entonces la probó y sintió que por fin se le había ido el dolor que lo taladraba por dentro. Deep encarnó desde su primera gran película, Eduardo Manos de tijeras, al héroe imperfecto y atormentado que llegaría al paroxismo con su Jack Sparrow en Piratas del Caribe, un outsider sumido en el alcohol y el descontrol inspirado en su máximo ídolo, Keith Richards.
Pero, además, su modelo a seguir fue Hunter Thompson a quien conoció a profundidad cuando protagonizó la adaptación que hizo de Pánico y locura en Las Vegas, el cineasta inglés Johnny Deep. Se hicieron tan amigos que Deep organizó el bizarro entierro del escritor mandando sus cenizas al mismísimo desierto.
Deep, aunque muchos lo estén adorando, es un violento de miedo que en 1995 destruyó la habitación de un hotel que compartía con su pareja de ese momento, la modelo Kate Moss. Deep, amigo de otro maltratador consumado como Marilyn Manson, afirmó en su momento: “Odio defender las drogas, el alcohol, la violencia o la locura para cualquiera, pero siempre han funcionado para mí, pero eso no me convierten en un monstruo”.
La maldición de Johnny lo persiguió siempre. En 1993 el actor River Phoenix moría de sobredosis, después de una noche salvaje en su club, el Viper Room, propiedad de Deep quien afirmó lo siguiente: “Falleció en la acera justo dentro de mi club, sí. Por lo que entiendo, River comenzó a sentirse mal, comenzó a sudar y salió por la puerta y una vez que salió, se derrumbó”.
Ahora Johnny está de moda y es tomado de modelo por los machistas del mundo para justificar los excesos contra mujeres y desestimar las denuncias de maltrato reales que pueblan los juzgados. Un desastre del que parece nadie se da cuenta.