Acaba de morir pasados los ochenta años Gilberto Rodríguez Orejuela, un narco que, a diferencia de su némesis, Pablo Escobar, buscaba la sofisticación e intentó por todos los medios salir de la espiral de violencia que lo obligó a meterse la venganza que su socio, Pacho Herrera, le impuso a Escobar después de que él ordenara la muerte por desmembramientos de uno de sus amantes. Hubo dos empresas en los que los capos del Cartel de Cali le dieron todo y fue el de Drogas la Rebaja y el América de Cali.
El América antes de 1979 no había ganado un solo titulo. Le decían La Mechita y sobre su camiseta roja pesaban hasta maldiciones, como la de Garabato, pero la plata del narco del Cartel de Cali lo convirtió en el equipo que mejor pagaba del continente.
Es que en algún momento el América tuvo a un delantero titular de la selección Argentina como Ricardo Gareca, quien le dio la clasificación en el Monumental al equipo de Bilardo con el gol que le convirtió a Perú, a Falcioni, uno de los tres mejores arqueros del continente, a Bataglia, selección Paraguay, Roberto Cabañas, una estrella del futbol mundial, a Berti, figura de River Plate, a Gonzales Aquino, Sergio Santín, mundialista con Uruguay y ni hablar de los jugadores colombianos, como el Pipa de Ávila o Willington Ortiz.
Los Rodriguez Orejuela, entre 1979 y 1990 lograron con el América 7 titulos nacionales y tres finales consecutivas de la Libertadores. Incluso llegaron a estar a punto de contratar a Diego Maradona cuando era una joven promesa del fútbol mundial en Argentinos Juniors.
Hoy la hinchada del América debe recordar con cariño, a pesar de todos los crímenes que cometió, al hombre que transformó un club de barrio, que tenía como su máxima figura al Barbie Ortiz en un grande de Colombia y del continente.
