Colombia está cansada del discurso político tradicional y pide a gritos un cambio en todos los sentidos.
Un candidato en particular ha logrado despertar una conexión distinta con la ciudadanía y es Rodolfo Hernández. De ahí los resultados que vimos en la primera vuelta presidencial.
En la campaña de Hernández saben de la importancia de conectar con las emociones de la gente. Vendieron la naturalidad y franqueza de su candidato y les funcionó. A sus votantes les gustó ese diferencial que les mostraron.
Los que votaron por Federico Gutiérrez lo hicieron en su mayoría movidos por el antipetrismo, aún sabiendo que era un candidato débil.
Subestimaron a Hernández quien desde hace días había mostrado que tenía las herramientas para pasar a segunda vuelta.
El centro empezó tarde su campaña y muchos le cobraron su pasado reciente de inconsistencia y disputas.
Varios apoyos con los que contaban se fueron para donde Petro debido a las pocas posibilidades que le veían a Sergio Fajardo, quien decidió irse solo aún cuando pudo aliarse con Hernández.
Gustavo Petro lleva años haciendo campaña y tiene sus votos asegurados para la segunda vuelta. Logró una votación histórica para la izquierda del país y los jóvenes le creen. La pregunta es si logrará captar más votos, lo que es muy poco probable.
Lo cierto es que en estos 17 días que faltan para la segunda vuelta, tanto Hernández como Petro pueden ganar. Lo agotador será ver cómo los petristas acusan a Hernández de uribista y los de derecha le recuerdan a Petro su pasado.
Colombia no quiere que le cuenten lo mismo de siempre.
La creatividad saca del aburrimiento, cambia realidades y puede elegir presidentes.