Todo cambió, querido Juanpa
Opinión

Todo cambió, querido Juanpa

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diciembre 01, 2014
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Tan preocupado como está por lo único que le interesa en la vida, que es su imagen, el Presidente, o Juanpa como se hace llamar, no se ha dado cuenta de que todo le cambió.

El Presidente Uribe dejó un país en inmejorables circunstancias. Las Farc perdidas en la selva, seguridad en campos y ciudades, orden en todas las esferas del comportamiento social. Crecimiento económico sin antecedentes, balanzas positivas, crédito externo abundante y barato. Inversión extranjera a todo galope, un millón de barriles de petróleo disponible por día, recaudos tributarios al alza y notables desempeños en educación, salud, construcción de vivienda. La pobreza en descenso, el campo con un millón de hectáreas adicionales de producción agrícola, industria optimista, notable desempeño en infraestructura, todo marchaba a pedir de boca.

Pero como si no bastara tan rica herencia, el entorno internacional dio un sorpresivo viraje en los términos de intercambio, elevando sin antecedentes el precio de los bienes primarios y regalándole a Colombia la mayor bonanza externa de su historia. El petróleo conoció cotas vecinas  a los ciento cincuenta dólares el barril, generando un superávit cambiario del que nunca gozaron los países productores. ¿Qué más se podía pedir?

Pues un Gobierno previsivo y juicioso que comprendiera que estas circunstancias felices y gratuitas no durarían para siempre. Y que entendiera que había de sembrarse el petróleo y el carbón en desarrollo agrario, crecimiento industrial, carreteras, puentes y aeropuertos,  educación y salud, ciencia y tecnología, mejoramiento de la justicia y de las cárceles.

Pero en lugar de ese Gobierno diligente y austero, Juanpa organizó una maquinaria insufrible de propaganda y fanfarronería, un inaudito sistema de despilfarro, la mayor ostentación y el menor cuidado en los recursos públicos. Todo era como nunca antes y nada se concluía, nada se perfeccionaba, nada se diseñaba con juicio o se ejecutaba con eficiencia.

Y de pronto, todo cambió. La Federal Reserve cerró el grifo de las emisiones fabulosas y aquellas golondrinas que llovían del cielo, no volverán. El petróleo se puso a setenta dólares y no sobrepasará por mucho ese nivel. Competimos en la venta del carbón con los Estados Unidos, que era nuestro gran cliente, porque ahora le sobra carbón y le sobrará más cada día en la medida que lo sustituya con el gas natural que en fabulosas cantidades se produce a la par del petróleo no convencional. Todo cambió y Juanpa no acaba de notarlo. Sigue en lo de siempre, prometiendo mermelada, haciendo anuncios, comprando voluntades con promesas vanas y con publicidad desbordada, agresiva, de dimensiones colosales.

Pero todo cambió. ¡Qué le vamos a hacer!

Lo primero que notaremos del cambio es la Reforma Tributaria que volverá pedazos la inversión y dejará vastos sectores de la clase media alta sin blanca. Acabando los consumidores se acaba el productor, obviamente. Todos se lo advirtieron y hasta los industriales, comandados por un empleado suyo en uso de licencia, Mac Master, le dijeron que no cometiera esa bestialidad. Y la cometió. Al Ministro Cárdenas no le importa sino el recaudo. El país lo tiene sin cuidado. Lo que no sabe es que quebrando al país se quedará sin país y sin recaudo.

El dólar, esa mansa oveja que se dejó trasquilar por años, se puso nerviosa y esquiva y va palo arriba, sin intenciones de parar o de caer. Y no tiene por donde. Juanpa dice que la devaluación le ayuda con los ingresos de Ecopetrol. Ciertamente. Pero no le hace la cuenta de cuánto le encarece el servicio de la gigantesca deuda externa.

Todos estos factores producirán un hueco fiscal de descomunal tamaño. Con la Reforma cree Juanpa tapar el más visible de doce y medio billones de pesos. Lo que no ha dicho es como lo hará con el que generen la caída de la renta petrolera y el mayor costo de la deuda. Algunos temen que se le ocurra acudir al endeudamiento, con tal de no quedarse escaso de mermelada para las elecciones regionales de finales del año entrante. Y lo peor es que Juanpa es capaz.

Todo cambió. Las Farc, alebrestadas y prepotentes, le van a pedir cada día más por el papelito de la paz. Los empresarios que han sido tan obsecuentes en el elogio, andan muy nerviosos. Hasta El Tiempo le dedicó editorial en contra de su Reforma. Y a la Mesa de Unidad Nacional ni patas le quedan. La última derrota en el Congreso se la metieron 12-0. Fenomenal goleada. ¿Quién lo habría imaginado? Pues solo el que supiera con seguridad que para eso únicamente faltaba que todo cambiara y que todo iba a cambiar muy pronto. Como por ejemplo Álvaro Uribe y sus compañeros del Centro Democrático, que no se cansaron de anunciarlo. Pero la arrogancia es mala consejera. ¿Y ahora qué haremos, Juanpa?

 

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