Cisnes y economía

Cisnes y economía

La teoría del cisne negro corresponde a una metáfora que describe aquellos sucesos impredecibles y muy extraños, que ocurren por sorpresa y tienen gran impacto

Por: Harold Stevens Avila Aguirre
mayo 26, 2022
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Cisnes y economía
Foto: Archivo particular

A lo largo del tiempo diversas culturas han considerado al cisne como un símbolo de paz y tranquilidad.

Dentro de los pueblos nativos norteamericanos sirve como mensajero de la fe, en Inglaterra es un emblema de lealtad y fuerza, mientras que en muchos cuentos europeos representa la castidad, el arte y la belleza, como la narrada con gran encanto por Hans Christian Andersen.

Por otra parte, ha sido asociado con la fidelidad, la lealtad y la monogamia al formar parejas de por vida (bueno, al menos eso se solía pensar); además de hacer parte de una amplia gama de relatos mitológicos.

Inspiración para el poeta, el bardo y el artista, ha estado presente en innumerables obras como el ballet de Tchaikovsky o la composición literaria de William Butler Yeats y el trabajo perdido del pintor Leonardo da Vinci (leda col cigno); asimismo, ocupa un lugar destacado en la ópera de Lohengrin y Parsifal de Richard Wagner.

En el ámbito económico, también tiene un espacio. La teoría del cisne negro corresponde a una metáfora que describe aquellos sucesos impredecibles y muy extraños, pero no imposibles, que ocurren por sorpresa y terminan teniendo un gran impacto.

Esta teoría fue desarrollada por Nassim Taleb en 2007 según el cual para que un evento sea considerado un cisne negro debe ser i) un hecho inesperado, difícil de predecir, para el que no exista ninguna evidencia de que va a ocurrir y que, por tanto, constituye una sorpresa; ii) tener un gran impacto en la economía y en la política y iii) ser predecible de forma retrospectiva, es decir, una vez que ha sucedido se evalúa como se podía haber previsto, surgiendo así teorías que explican las causas que lo han ocasionado (Taleb, 2007).

Analistas señalan que la actual pandemia de covid-19 puede considerarse un evento de esta clase, pues nadie se esperaba que la aparición de una serie de enfermedades respiratorias provocadas por el surgimiento de un nuevo tipo de coronavirus a finales de 2019 en la ciudad de Wuhan, iba a tener tales repercusiones a nivel global.

Con el avance de la enfermedad, uno de los procesos más afectados ha sido la cadena de suministro, donde los problemas aún persisten pese a que en principio se pensó que estos serían un fenómeno transitorio derivado de la pandemia.

Esta última tuvo dos efectos distintos en las cadenas de suministros mundiales. En los primeros meses de la propagación del virus, cuando los mercados se desplomaron, la actividad económica se ralentizó y las fábricas cerraron despidiendo a muchos de sus trabajadores, los productores recortaron los pedidos de una amplia gama de artículos, asumiendo que las medidas sanitarias de confinamiento y la disminución de los salarios, limitarían la demanda.

Sin embargo, la pandemia no eliminó el gasto sino que lo modificó. Como parte de un esfuerzo sin precedentes para estimular la actividad económica, varios gobiernos y bancos centrales en todo el mundo implementaron un conjunto de medidas y programas de ayuda con el fin de apoyar la demanda.

Además, el creciente comercio electrónico, una tendencia que llevaba años al alza, se consolidó con gran fuerza tras los estrictos cierres, ejerciendo una presión adicional a un sistema que comenzaba a registrar retrasos en los principales centros de acopio y producción de bienes a escala global. No obstante, por el lado de la oferta no ocurrió lo mismo, las barreras a la movilidad habían desacelerado las operaciones en todos los niveles.

Para satisfacer el aumento de los pedidos, las fábricas (principalmente en China) aumentaron su capacidad produciendo, en algunos casos, volúmenes récords de mercancías que fueron enviadas en cargueros, a medida que estos llegaban a los principales puertos, con un espacio limitado de almacenamiento, muchos contenedores se acumularon sin poder ser distribuidos debido a la falta de trabajadores y transportistas, indispensables para llevar la carga a los almacenes, generando una escasez de contenedores, al tiempo que muchos barcos debían esperar por varios días para poder desembarcar, lo que provocó un incremento en los costos de los fletes.

En la medida en que varios sectores de la economía aunaron esfuerzos para contratar trabajadores y los puertos fueron resolviendo los retrasos, la insuficiencia de mano de obra persistió debido a la aparición de nuevas variantes del virus.

Con la llegada de una vacuna, se dio inicio a un plan de inoculación que permitió reducir la mortalidad y los casos de hospitalización causada por la enfermedad grave del covid, y con ello el desmonte gradual de muchas de las medidas restrictivas decretadas, en principio, para evitar mayores contagios, por lo que expertos argumentaron que el fuerte aumento del gasto por productos iría perdiendo fuerza, permitiendo a la cadena de suministro retornar a sus niveles habituales.

Pese a todo, este cambio aún no se refleja de forma significativa y en la última fase de la pandemia han surgido distintos cuellos de botella como consecuencia de la vehemente demanda procedente de la recuperación económica (Agarwal & Kimball, 2022).

La cadena de suministro se encuentra bastante interconectada, demostrando ser demasiado compleja y vulnerable a choques imprevisibles como los ocasionados por un evento de cisne negro (a la crisis de coronavirus, ahora hay que agregarle el conflicto entre Rusia-Ucrania).

Estamos entonces frente a una nueva normalidad, donde los retrasos y contratiempos se están convirtiendo en lo habitual, mientras los consumidores reaccionan a la escasez haciendo pedidos adicionales y de forma adelantada, las empresas se ven obligadas a adoptar nuevas estrategias que les permitan mantener un abastecimiento considerable de bienes, anticipándose a posibles perturbaciones, situación que ha facilitado una rápida aceleración de la inflación en todo el mundo.

Es posible que el transporte barato y eficiente ya no se dé por hecho, y el tiempo por sí solo no resuelva la gran interrupción en la cadena de suministro.

Referencias

Agarwal, R & Kimball, M. (7 de abril de 2022). Will Inflation Remain High? International Monetary Fund. https://www.imf.org/en/Publications/fandd/issues/2022/03/Future-of-inflation-partI-Agarwal-kimball

Taleb, N. (22 de abril de 2007). The Black Swan: The Impacto of the Highly Improbable”. https://www.nytimes.com/2007/04/22/books/chapters/0422-1st-tale.html

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