Ya lo decía Confucio desde tiempos antes de Cristo (551 a.C. – 479 a.C.): “Saber lo que es justo y no hacerlo es la peor de las cobardías”. La necesidad de aprovecharse, ‘de vivir del bobo’, parece que estuviera adherida en el ADN del colombiano, y queda demostrado en un sinfín de oportunidades; una opinión propia que lastimosamente se materializa y se vive cotidianamente en el país.
Prosperidad Social es un organismo del gobierno nacional colombiano, fundado en el año 2011, que tiene como objetivo la lucha contra la pobreza y está en pro de la equidad social; a través de políticas públicas, en específico las subvenciones, eventos y campañas por parte del estado a estos sectores más desfavorecidos por la escasez de oportunidades tanto laborales como educativas en el territorio.
A partir del organismo de Prosperidad Social, se ramifican programas que tienen diferentes problemáticas objetivo, tales como Jóvenes en Acción, que busca proveer una ayuda económica, por parte del gobierno, a los adolescentes entre 18 y 28 años en situación de pobreza para el desarrollo de sus estudios.
Por lo tanto, quienes están actualmente cobrando este tipo de subvenciones ¿Están siendo ciudadanos que realmente lo necesitan? ¿Jóvenes que necesitan de la mano “caritativa” del gobierno? Pues, la respuesta es NO.
La condición de solidaridad se rompe desde los requisitos iniciales para ser beneficiado por este programa, el cual es estar listado en un SISBÉN vigente, esto para verificar la condición de vulnerabilidad del posible beneficiario; requisito el cual es escupido de la forma más criminal, con el uso de la falsa fragilidad económica y social al que los candidatos muestran cuando se presentan a las entrevistas de determinación del Sistema de Identificación de Potenciales Beneficiarios de Programas Sociales.
Hace sólo dos semanas, la Contraloría General de la República encontró irregularidades en las transacciones hacia las ramas del órgano de Prosperidad Social, detectando giros de estos subsidios a fallecidos y “colados” en el SISBÉN por un monto de 402 mil millones de pesos; simplemente inaceptable, un completo chiste de mal gusto. Por parte del programa de Jóvenes en Acción, el monto girado de manera irregular fue de 267,393 millones de pesos, es decir, que representa un 66,51% del dinero total PERDIDO de los impuestos parafiscales recaudados de las nóminas de los trabajadores colombianos, en manos de personas que SE APROVECHAN de los subsidios del gobierno.
¿Para esto quieren más subvenciones? ¿Para esto quieren un Estado que cobre más impuestos? ¿Es esta la equidad social que tanto vociferan? El futuro de Colombia no cambiará por quien se siente en la casa de Nariño, el cambio empieza desde la raíz, desde la moral, desde la ética; “vivezas” que tienen a Colombia en un déficit fiscal y que muestra que la miseria no es solo económica… también es cultural.
