Hace aproximadamente 25 a 30 días, el comunicador Ángel Beccassino comenzó a asesorar a Rodolfo Hernández en su campaña a la presidencia de la República. De inmediato principió el candidato a ascender aceleradamente en su favorabilidad en la intención de voto, y no por casualidad. Es que no basta decir las cosas, hay que saberlas decir, y en eso Beccassino es un gran maestro. Es el creador, ni más ni menos, de la bella y certera frase: “Bogotá, a 3.000 metros más cerca de las estrellas”, lo que nos ha hecho sentir a todos los bogotanos como seres privilegiados.
Acabo de recibir el diploma, en la Universidad de los Andes, de una especialización que se llama “Liderar el cambio desde las ciencias del comportamiento”, donde nos demostraron que la forma y manera de comunicar una idea es fundamental para que esta tenga efecto.
Es lo que ha sucedió en la relación Beccassino-Hernández. Este último no ha lanzado mensajes nuevos, pero los ha comunicado de diferente manera, y ahí está el resultado. Está subiendo aceleradamente en la voluntad de voto de los colombianos.
A principios de este año comencé a difundir, sin comentarios, algunos cortos videos de Rodolfo Hernández. De inmediato me bombardearon con horribles insultos. Nunca se referían a lo que él planteaba, sino que me lanzaban insultos señalándome su presunto mal recorrido como ingeniero y numerando las demandas de que ha sido objeto por su gestión como alcalde de Bucaramanga.
Como a mí me interpuso el gobierno de Uribe, por razones políticas, 44 demandas infundadas, el que estuvieran linchado a Hernández por el camino de las demandas no me asombró. Igualmente despotricaban contra él diciendo que había sido destituido de la alcaldía por el procurador, el mismo que había destituido a Petro, por lo que tampoco me alarmó.
Me anotaban que había dicho que admiraba a un político alemán de nombre Hitler, lo cual es execrable, si no se viera, a todas luces que, como él mismo lo dice, no tiene ni idea de historia, ni nacional ni internacional. Pero está dispuesto a escuchar a los que saben. Lo que sí sabe hacer es luchar contra la corrupción y, para ello, tiene una característica muy valiosa y es que su sentimiento anticorrupción le sale de la emoción, elemento clave para alcanzar la meta.
Por eso me parece gravísimo que Petro, con pleno conocimiento histórico, diga que el político colombiano que más admira es a Alfonso López Pumarejo, el único presidente colombiano que se cayó de la presidencia de la República por corrupto y por estar señalado como el asesino de Mamatoco, crimen que no le fue probado, como sí le comprobaron la profunda corrupción de su gobierno.
También está plenamente comprobado que López Pumarejo fue quien encabezó la campaña que, de manera premeditada, generó el genocidio contra el Movimiento Gaitanista como herramienta de lucha bajo la llamada Unión Nacional en el gobierno liberal-conservador de Ospina Pérez.
Quienes conocen el proceso Gaitán saben perfectamente que López Pumarejo formó parte primordial de los autores intelectuales del magnicidio de Jorge Eliécer Gaitán. No exagero al decir que López Pumarejo fue una especie de Hitler criollo taimado que, soterradamente, utilizó la violencia y el engaño para impedir el ascenso del pueblo al poder, utilizando como arma central el asesinato, incluyendo el magnicidio de Jorge Eliécer Gaitán.
Cuando la semana pasada reenvié a mis listas un artículo del periódico El País de Cali, donde informaban que Rodolfo Hernández había subido en la favorabilidad del voto ciudadano, los petristas se me abalanzaron como fieras para acorralarme. Pensé entonces: si esto es porque reenvío una información incontrovertible, ¿cómo serán las ínfulas de la mayoría de los petristas si Petro llega a ganar?